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Juan Neira

LARGO DE CAFE

SÁNCHEZ VA A POR TODAS

Tuvieron que pasar 44 días desde que se celebraron las elecciones para que el Rey pudiera hacer el encargo de formar gobierno a un líder político. La falta de preparación para entenderse en un Parlamento fragmentado es tan grande que somos capaces de perder mes y medio sin iniciar siquiera las negociaciones. Rajoy, tras la entrevista con Felipe VI, compareció ante los medios para decir exactamente lo mismo que el pasado 22 de enero, tras la primera audiencia con el monarca: ni se presenta ni se retira; ni es candidato a la investidura ni deja de serlo. Volvió a insistir que está abierto a la negociación, pero la culpa es de Pedro Sánchez que sólo sabe decir “no”. Eso sí, dejó claro que en ningún caso el PP participará en ningún acuerdo que signifique investir como presidente a cualquier otro político español que no sea él. Al escucharlo en directo, a través de la radio del coche, uno tiene la sensación de que Mariano Rajoy considera que tiene la plaza de presidente de Gobierno en propiedad, como la del registro de Santa Pola (Alicante). Una le corresponde por haber sacado las oposiciones y la otra por haber ganado las elecciones. De ahí no le saca nadie. Lo de las mayorías parlamentarias le trae al pairo. No repara en que sólo le apoyan 123 diputados y el resto, hasta 350, está dispuesto a votar en contra. El papel jugado por Rajoy desde la jornada electoral es penoso y perjudica a la imagen de su partido. Un grupo aislado, por culpa del jefe de filas, que escucha paralizado el pasodoble de José Padilla: Valencia, es la tierra de las flores, de la luz y de la corrupción.

Tras las reuniones con los máximos dirigentes de los grupos parlamentarios, el Rey encargó a Pedro Sánchez que haga las gestiones para formar gobierno. El líder socialista dijo que hablaría con todos y pedirá que levanten los vetos. Le toca predicar con el ejemplo, levantado el veto socialista a negociar con el PP. Más allá de las formalidades, el candidato del PSOE está en condiciones de lograr su objetivo, apoyado por Podemos, IU y PNV. Las mayores dificultades están en el acuerdo con el partido de Pablo Iglesias, tanto por la cuota de ministerios que reclaman, como por las veleidades independentistas de la candidaturas asociadas a Podemos. No es fácil que Ciudadanos se sume al pacto. Pablo Iglesias hará todo lo posible por obstaculizarlo. Rivera podrá ofrecer la abstención que sería decisiva en caso de que se divida el voto de Podemos.

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por JUAN NEIRA

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