El objetivo de Pablo Iglesias en la entrevista con Pedro Sánchez ha sido marcar nítidamente una línea roja en la negociación para la formación del gobierno. El líder de Podemos ha mostrado su incompatibilidad con Ciudadanos para participar en el diálogo con el PSOE. Pedro Sánchez debe escoger entre Albert Rivera o él. Para justificar el veto, Iglesias dijo que el pacto con Ciudadanos supone “un acuerdo con el PP en diferido”. Descarta presentar el equipo de negociadores hasta que el PSOE tome partido. La propuesta no es un brote de soberbia ni un ataque de celotipia, sino el intento por hacerse con las riendas de una negociación caracterizada por la pluralidad de interlocutores. Si Sánchez rompiera con Iglesias, la negociación quedará reducida a un diálogo bilateral con Ciudadanos. Otros posibles socios, como IU y PNV, no se sumarían a una alianza en la que está Ciudadanos. Tiene mucho menos coste apartarse de la negociación en los preliminares de la misma, que abandonar el barco cuando ya hay un acuerdo dispuesto a ser firmado por varios partidos. La línea Roja de Pablo Iglesias es precisa, ahora hace falta que él y su equipo sepan mantener el pulso ante la respuesta de Sánchez.

La contestación de Sánchez estaba cantada. Tras seguir en vivo la intervención de Iglesias, compareció ante los medios para afirmar que no hará una propuesta exclusiva ni excluyente. Continuará con las reuniones de trabajo con todo el arco parlamentario, aunque en el caso del PP se limitará a un encuentro protocolario. El conflicto es patente. La siguiente jugada de Iglesias consistirá en dejar la negociación en “stand by”. El candidato a la investidura volvió a repetir que va en serio y que no hay nada imposible.

Si la investidura de Sánchez cotizara en bolsa, hoy habrían caído espectacularmente las acciones. Sin embargo, el disenso con Iglesias era algo que tenía que suceder antes de llegar al pacto. Se va a negociar por fases, en la primera la atención se proyectará sobre Ciudadanos, y luego tocará echar cuentas y discutir al borde del abismo con Podemos. O hay acuerdo entre PSOE y Podemos o vamos a unas elecciones generales. Los 130 diputados de PSOE y Ciudadanos no sirven para nada, porque Rajoy apuesta decididamente por la convocatoria electoral, Podemos hará lo mismo, y los 17 escaños independentistas catalanes ampliarán el frente del “no”. Los dos gallos de la izquierda pelean antes de hacer las paces.