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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA PARÁLISIS ASTURIANA

Alianzas y pactos de la política nacional influyen en parlamentos y gobiernos autonómicos. El acuerdo PSOE-Ciudadanos es un obstáculo para las coaliciones de izquierda en las regiones. Pedro Sánchez ha elegido ocupar el centro, cuando Podemos le esperaba con los brazos abiertos en la izquierda. Una dificultad añadida para que en Asturias se relance el debate sobre la unidad de la triple izquierda (PSOE-Podemos-IU).
Mientras se aclara el panorama nacional, el Gobierno de Javier Fernández no quiere dar pasos en falso. En contra de todo pronóstico ha decidido que no pedirá autorización a la Junta General del Principado para solicitar créditos extraordinarios hasta el segundo semestre del año. Bajo la apariencia de un enunciado técnico, se esconde una noticia de alcance.
Las prórrogas presupuestarias, aun en el caso más favorable, implican un retraso en las actuaciones de los gobiernos. Por eso urge pedir más recursos, por la vía de los créditos extraordinarios, para paliar los efectos del proyecto malogrado de cuentas regionales.
En el año 2014, en una situación semejante, el Gobierno socialista, con el apoyo del grupo parlamentario popular, logró 343 millones adicionales, gracias a dos leyes de crédito extraordinario y una norma de amortización de préstamos. Eran los tiempos en que Mercedes Fernández se había fijado como principal objetivo reforzar a Javier Fernández, dentro de la estrategia de cerrar el paso a Foro (todo el mundo daba por descontado que Cascos volvería a ser candidato a presidir el Principado).
URGENCIAS SOCIALES
En la actualidad, los planes del PP van en otra dirección y el Parlamento regional tiene una composición muy distinta. Debido a ello, el presidente teme que la Cámara rechace las solicitudes de crédito, tras el traspié sufrido con el proyecto de cuentas regionales para 2016. Solución para evitar el revés: no moverse.
En los presupuestos se contemplaban 150 millones de euros para la Sanidad, por encima de los asignados en 2015. El gasto sanitario está descontrolado desde el pasado ejercicio y es necesario contar con esos recursos, pero tendrán que esperar. Esto sucede en un momento en que la lista de espera supera los 131.000 pacientes (un 13% de la población), una cifra récord en la historia de la Sanidad asturiana.
Las urgencias sociales se someten al tiempo político, que es una forma eufemística de denominar los planes del que manda.
Animado por Llamazares, el presidente lanza la idea de alcanzar un acuerdo sobre impuestos entre los tres partidos de izquierda. Cualquier cosa es mejor que quedar inmóvil.
Ahora bien, si se quiere caminar recto, evitando los rodeos, lo mejor es solicitar recursos en la Junta General del Principado, acompañado de una sólida exposición de motivos. No hay ninguna razón para pensar que la oposición le va a negar dinero para gasto social o para relanzar la actividad económica. Está bien actuar con cautela, pero en política hay que asumir alguna cuota de riesgo, porque tan peligroso es desangrarse en las batallas como dejarse consumir por inanición.
Hace tres días, la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) actualizaba sus previsiones para 2016. En el panel, Asturias ocupa el tercer lugar por la cola en crecimiento del PIB, con un 2%, una décima más que Cantabria y Canarias. Tres décimas menos de lo previsto en octubre. La media española se sitúa en el 2,8%, el mismo dato que en octubre. Funcas preveía un 15,5% de paro en Asturias para finales de 2016 y lo eleva al 16,9%.
La clásica radiografía de la economía española, con Asturias al fondo del pelotón autonómico. En unas circunstancias como estas la política no debe ser un freno para la economía. Es preciso relanzar la actividad y no se puede caer en una interpretación conformista de la prórroga presupuestaria. Es llamativo que el Principado urja al Ministerio de Economía a transferir los fondos del sistema de financiación autonómica (157 millones más que en 2015), y no mueva un dedo para lograr más recursos desde Asturias.
FRENO POLÍTICO
La clave de tanta reserva está en el cálculo político. Javier Fernández sabe que fue elegido presidente por el modelo atípico que regula la investidura en el Principado: no se permite votar en contra del candidato. Un caso único. Con ese método, en España se hubiera investido presidente en el pasado mes de diciembre.
Cuando tuvo lugar el debate presupuestario, renunció a someter el proyecto a la votación del pleno de la Cámara para evitar la imagen de la derrota parlamentaria. Ahora no quiere correr riesgos con los créditos extraordinarios. Un hipotético rechazo volvería a visualizar la imagen del Gobierno en minoría parlamentaria. Por esa razón queda todo frenado.
De mantenerse esta situación, en algún momento tendrán que alzarse voces en la Junta General del Principado llamando a clarificar la situación. No se puede mantener la ficción de un gobierno que no puede gobernar.
Nuevas leyes sobre transparencia o lucha contra la corrupción sean bienvenidas, pero lo que Asturias necesita es la movilización de recursos económicos para dar aire a la economía y agilizar la gestión de los servicios públicos. Hay que evitar la parálisis regional.

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por JUAN NEIRA

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