De Lorenzo recuperó su condición de espontáneo en plaza de toros y saltó al ruedo para dar unos pases al morlaco. Nadie podía esperar que el delegado del Gobierno, a sus 73 años recién cumplidos (día de San Valentín), tuviera humor para agitar las aguas internas del partido, utilizando la figura del imputado Caunedo para arrojarla a la cara de Cherines, como si de un guante se tratara. El ínclito ex regidor ovetense señaló que Caunedo es, en su opinión, el candidato ideal para liderar el PP regional, por su edad “cuarenta y pico años” y su dilatada experiencia. Silenció la razón que, a su entender, le hace merecedor del cargo: haber sido un sumiso peón durante su larga etapa de alcalde de Oviedo. Caunedo, como Isabel Pérez Espinosa, cuando fue hace cinco años candidata a la Presidencia del Principado, hizo su carrera política a la sombra de Gabino de Lorenzo. La pareja no hizo nada reseñable por su ciudad, salvo mostrar una fidelidad sin fisuras hacia la figura del carismático alcalde de la derecha asturiana. De Lorenzo abandonó la Alcaldía a los pocos meses de iniciarse su sexto mandato, dejando a Caunedo de alcalde. Su pupilo dejó en buen lugar a los críticos, perdiendo la Alcaldía en la primera ocasión que se le presentó. Y ahora llega De Lorenzo para decirnos que es estupendo o, al menos, más capaz que Mercedes Fernández para liderar el PP.
El delegado del Gobierno organizó toda esta faramalla para atacar a Cherines. Por si alguien no se había dado cuenta, señaló que en el PP regional nunca hubo una gestión económica desastrosa (justo lo contrario de lo que dijo Mercedes Fernández ante la jueza que instruye el sumario de Aquagest), y remató su declaración afirmando que las palabras de Cherines habían creado desánimo y malestar en el PP.