El Principado reserva 2.612 millones de euros para pagar vencimientos de deuda en los próximos diez años. Desde el presente año hasta 2018 tendrá que devolver 1.200 millones. De media, 400 millones anuales. En esa cantidad no se incluyen los intereses de los créditos. A partir del año 2018, la cuantía de las devoluciones va disminuyendo hasta llegar al año 2026, en que sólo habrá que devolver 29 millones. Un panorama tan idílico como irreal. Nadie se puede creer que dentro de diez años el Principado se financie con sus ingresos y sólo tenga que devolver cantidades minúsculas a los bancos. En el calendario de la Administración no se contemplan los créditos que va a pedir el Gobierno regional durante los próximos ejercicios para poder seguir financiando el gasto público. Este es el verdadero problema: el crédito se solicita con la misma rutina que se gasta el dinero. Quiero decir que el endeudamiento no va destinado para acometer inversiones, sino para pagar nóminas de funcionarios, recibos de suministro eléctrico, los mil teléfonos móviles de la Administración autonómica, la tinta de las fotocopiadoras, rotuladores, etcétera. Si un matrimonio pidiese préstamos para comprar acelgas, yogures, calcetines, libretas, aceite, gasoil, barras de labios, etcétera, le acabarían quitando la patria potestad. Pero si lo hace la Administración está bien.
Guillermo Martínez dice que el Principado siempre ha utilizado la deuda “con prudencia y responsabilidad”. Una verdad a medias. La parte cierta tiene que ver con la larga tradición de endeudamiento de la Administración regional y lo que no se puede suscribir es la prudencia y la responsabilidad de esa práctica cuando va destinada a financiar gasto corriente. Endeudarse en más de un millón de euros al día para hacer gastos fungibles no es un proceder prudente. El consejero de Presidencia justifica el endeudamiento diciendo que fue para buscar “una salida diferente a la crisis”, y puso como ejemplo el hecho de que Asturias goza de un servicio sanitario universal. La salida a la crisis en Asturias, como en otras regiones, se hace dejando la inversión productiva bajo mínimos, tirando de los bancos para pagar gasto corriente y con un alto nivel desempleo. La sanidad gratuita para todos tiene decenios de antigüedad en toda España, no es el logro de un territorio concreto. Aquí la deuda es para mantener una Administración obesa y con colesterolemia.