La publicación de los datos de la deuda regional, correspondiente al último día del 2015, ensombrecen las perspectivas de Asturias. El Principado debe 3.876 millones de euros, que representa el 18% del PIB regional. En 2014 la deuda andaba por los 3.479 millones y en 2013 estaba situada en 3.052 millones. En definitiva, que la deuda sube la escalera, peldaño a peldaño (año a año), a un ritmo de 412 millones. Cada día aumenta el endeudamiento en 1,1 millones. El grifo abierto de la deuda inunda el solar regional.
De los muchos datos negativos que ofrece la economía asturiana, no creo que haya ninguno más preocupante a medio y largo plazo. El método utilizado por los distintos gobiernos del Principado, acudiendo al endeudamiento para solventar facturas cotidianas, tiene como principal consecuencia cargar sobre las futuras generaciones el pago de los excesos del presente.
Resulta hipócrita preocuparse por el futuro de los jóvenes y firmar créditos para que los reembolse la juventud en paro. No les dan empleo pero les llenan la mochila de deudas. Nuestros gobernantes se comportan como padres pródigos con los que vienen detrás, aunque les adulen con mensajes edulcorados: la generación mejor preparada de la historia.
Como hemos visto, el endeudamiento asturiano creció en 824 millones de euros en los dos últimos años, aunque fueron los ejercicios con menor inversión pública del siglo XXI. No se invierte, pero las deudas crecen a 1,1 millones al día. ¿Por dónde se pierde tanto dinero?
MECANISMO PERVERSO
El dislate empieza en la confección del presupuesto. El gasto se calcula al alza, porque se considera que esa es una pauta progresista. Ese proceder se justifica diciendo que hay ingentes necesidades sociales, así que el gasto debe crecer. El gasto debe crecer aunque no haya dinero en la caja. Ninguna familia ni empresa planifican así su economía, pero la Administración pública se rige por mecanismos muy originales, empezando porque los gestores disparan con pólvora ajena. Es muy fácil generar deuda si no repercute en la propia cartera del político que la fabrica.
A este respecto no me resisto a contar una anécdota. En 1987, con la llegada de Álvarez Areces a la Alcaldía de Gijón, las relaciones entre las dos izquierdas –PSOE e IU- mejoraron sustancialmente, dando paso a acuerdos anuales sobre los presupuestos. Desde IU se preparaba la oferta negociadora sobre la base de aumentar el nivel de endeudamiento. Se preguntaban, “¿a ver si Tini es capaz de comprometerse con tanto nivel de deuda”? El grado de progresismo de Areces aumentaba en paralelo al crecimiento de la deuda municipal.
Hoy día, limpiadas las legañas ideológicas, cualquier individuo libre sabe que la deuda es un recurso extraordinario para financiar inversiones, convirtiéndose en una práctica dañina cuando se utiliza para pagar el gasto corriente.
Años más tarde, con Areces al frente del Principado, los acuerdos presupuestarios seguían una secuencia que se iniciaba con la puja por subir el techo del presupuesto. Para IU elevar el listón del gasto era señal de triunfo. Creo recordar que en los tiempos de bonanza las cuentas regionales llegaron a alcanzar los 4.400 millones de euros.
Al elevar el gasto no queda otro remedio que hacer crecer los ingresos para que cuadren las cuentas. De esa manera se aprobaban los presupuestos con los ingresos inflados, que es tanto como decir con ingresos falsos. Como los gastos eran reales, la diferencia entre ingresos y gastos se rellenaba con deuda.
En el año 2008, el Principado debía 770 millones a los acreedores y tres años más tarde la cantidad había ascendido a los 2.155 millones. Una subida espectacular (un aumento anual de deuda de 461 millones) provocada por la caída de ingresos en los primeros años de la crisis económica.
PENSAMIENTO MÁGICO
Destaco ese periodo porque ahí se incubó el problema que, agigantado con el paso de los años, llega al presente. El Principado no ha asumido que la crisis económica también alcanza a su Administración. La pérdida de recursos no suscitó medidas de ahorro, porque aquí somos aficionados al pensamiento mágico.
El Gobierno de Javier Fernández se ha inventado una coartada de cartón piedra para justificar las deudas diciendo que gracias a ellas los asturianos mantienen el Estado del Bienestar. Tenemos las mismas prestaciones sociales que en Sevilla, Pamplona, Valladolid o Logroño. Además, nuestras deudas responden también a causas alejadas del bienestar social, como Zalia, Sogepsa, Sedes, RTPA, etcétera.
Esa es la deprimente realidad de nuestro endeudamiento que entregaremos, a modo de relevo generacional, a los jóvenes que demandan el primer empleo. A falta de trabajo pondremos en sus manos los plazos que quedan sin pagar de la deuda.
Ahora bien, sería injusto echarle todas las culpas al Gobierno de Javier Fernández, porque Cristóbal Montoro ha atizado, cual pirómano, la hoguera de la deuda regional, suministrando crédito ilimitado a los gobiernos regionales a coste cero. Ante unos barones autonómicos voraces, la medida de Monotoro equivale a regalar droga a un grupo de adictos.
Resultado: ya hay doce comunidades autónomas que no cumplen con el techo del déficit y el manirroto gobierno catalán ha traspasado el 60% de la deuda al Estado. Así se inicia la desconexión.