Emilio León, principal animador del formato parlamentario de preguntas a Javier Fernández, pidió que Álvarez Areces fuera excluido de las candidaturas socialistas a Las Cortes Generales. Afirmó que el expresidente del Principado duerme tranquilo porque está aforado, aunque le llega el agua al cuello. Alertó sobre la posibilidad de que Areces sea imputado en plena campaña electoral. Encarándose con el presidente le dio a elegir: “lo echa usted o lo echamos nosotros”. Javier Fernández lamentó las formas y el fondo de la intervención del portavoz de Podemos, acusándole de utilizar la presunción de culpabilidad y la imputación preventiva.
Podemos abre un nuevo frente en su disputa con el PSOE, con el expresidente Areces como arma arrojadiza. La “percha” -que se diría en periodismo- es el juicio del “caso Renedo”. La coincidencia de la vista oral con la proximidad de las elecciones, les permite hacer una fácil asociación y presionar a la dirección socialista para que no lo incluya en las listas. Se puede ser íntimo amigo de Areces o acérrimo detractor, es indiferente. Si se conserva un mínimo de objetividad habrá que aceptar que no hay ningún indicio de que vaya a ser imputado por las declaraciones de acusados y testigos. Sobre la tortuosa instrucción del sumario habría mucho que decir, pero ya es un hecho cerrado. Una vez que quedó abortada la avanzada negociación entre las defensas y las acusaciones el juicio discurre por la senda prevista. No hubo ningún hecho novedoso ni nada realmente llamativo. Es muy delicado avanzar valoraciones cuando faltan por declarar muchos testigos, pero la dialéctica entre acusaciones y defensas no sale muy reforzada en las jornadas que llevamos de juicio.
La presencia de Areces en las listas tiene una importancia muy relativa. Areces ya ha hecho su andadura, desde los tiempos de la militancia comunista, con diecisiete años de edad, hasta la actividad como senador con más de setenta. Una experiencia tan dilatada proyecta la imagen de que la política asturiana se puede identificar con la gestión de Areces. Un día merece la pena volver sobre este asunto, pero si hay que adelantar algo recurriría a Goethe y al Fausto, cuando advierte de que el fracaso del hombre viene de la inactividad y no del error. A la hora de hacer imputaciones sobre el rotundo fracaso de Asturias tengo claro cuál es la selección de inactivos o pasivos que nos han dejado tirados en la cuneta.