Debate en la Junta General del Principado entre Javier Fernández y Emilio León, con la cita electoral como marco. El portavoz de Podemos le reprochó no haber explorado la vía valenciana (unión amplia de izquierdas), como lo han hecho otros presidentes autonómicos del PSOE. El presidente asturiano señaló que había diferencias insalvables en la vertebración territorial y atacó el acuerdo Podemos-IU porque recoge el “derecho a romper el Estado”. Me hubiera gustado más que hubiese dicho el derecho a romper España, ya que la nación resultante de cortar el mapa por el Ebro, no es España, es otra cosa. No puedo imaginar los problemas de denominación que habría si además se aplican las tijeras sobre otras esquinas del mapa. Para un votante de izquierdas clásico las concesiones de Podemos a sus “confluencias” y la capacidad de imitación de Garzón a Pablo Iglesias, constituyen un obstáculo insalvable para votar la candidatura conjunta. La falta de identidad nacional de más del 50% de la izquierda española es un drama. Cuando Pablo Iglesias identifica el sentido patriótico con el apoyo a los servicios públicos no está haciendo una lectura hiperbólica de Habermas, sino que demuestra su dificultad para decir la palabra España dos veces seguidas. Qué diferencia con aquella izquierda ilustrada y creativa de hace más de sesenta años que hasta en Bilbao se atrevía a escribir así: España camisa blanca de mi esperanza.
En medio del toma y daca de intervenciones y réplicas, Javier Fernández puso de manifiesto la contradicción que hay entre las descalificaciones de Podemos a IU y la decisión de concurrir unidos a las urnas. En eso no anduvo muy atinado nuestro presidente, porque él mismo pretende enrolar al grupo de Podemos en una mayoría parlamentaria de la que carece, pese a que los critica a tres turnos, al igual que todos los portavoces socialistas. Una animadversión en la que es correspondido por los dirigentes de Podemos, que han superado el récord de Cascos de ataques al PSOE.
Es francamente absurdo, a la par que abiertamente ridículo, las invocaciones a las alianzas entre PSOE y Podemos en Asturias, porque en nuestra región no coinciden en nada. Discrepan sobre la corrupción, sobre el gasto público, sobre los impuestos, sobre los planes de urbanismo, sobre los modelos educativo, sanitario y de servicios sociales. Sólo les une la etiqueta de izquierdas. Por cierto, en el caso de Podemos de uso reciente.