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Juan Neira

LARGO DE CAFE

DOLORES NO USABA CREMALLERA

Asistimos a los últimos coletazos del debate sobre la candidatura asturiana de Unidos Podemos. IU da por fracasadas las gestiones realizadas en Madrid ante Adolfo Barrena, secretario de organización de la formación política. El camarada Barrena recibió a la autodenominada “comisión negociadora” de los asturianos y tras escucharles sólo se comprometió a trasladar su demanda a Pablo Echenique, su homólogo en Podemos. Hasta ahí llegó el intento de mediación para colocar a Manuel González Orviz en el segundo puesto de la lista. Con una llamada por teléfono o un simple correo electrónico se hubiera hecho la misma tarea, sin necesidad de gastar en billetes para cuatro personas, ida y vuelta. Desde Podemos no se molestaron en contestar. Cualquier otro resultado hubiera constituido una sorpresa.

Abandonado el primer objetivo (ocupar el segundo puesto de la lista), la dirección regional de IU se repliega sobre un objetivo menor: aceptan el tercer puesto con tal de que esté ocupado por Orviz. Todo esto lo plantean de una forma retórica para ocultar la humillación de ser relegados sin derecho a réplica. El propio coordinador general (Orviz) dice que IU renuncia a ir segunda en la candidatura “por generosidad y sacrificio”. Más exacto hubiera sido decir que nos conformamos con ir los terceros porque nos desplazaron a ese lugar en contra de nuestros deseos. En política las derrotas se venden como concesiones: no perdí, te dejé ganar.

La dirección de IU dice que renuncia a cambio de poner nombre al escaño: Manuel González Orviz. Desde Podemos consideran que no hay razón para ello, porque el puesto está asignado para una mujer, ya que rige la sacrosanta ley de la cremallera, que en el caso asturiano, al iniciarse la candidatura con Sofía Castañón, seguida por Segundo González, debe ser continuada con el nombre de una mujer. Si en el tercer diente va un hombre la cremallera se atasca. En las candidaturas se pueden poner gente de mayor o menor valía, de un partido o de otro, pero que nadie se salte la ley de la cremallera porque entonces el invento no funciona. Debe ser chica-chico o chico-chica, desde el primer puesto hasta el último. La alternancia es lo que garantiza la igualdad de sexos y el progresismo, además de consolidar la democracia y propiciar la extensión de oportunidades. Desde Podemos invitan a las mujeres de IU a recuperar el escaño de Dolores Ibarruri. Una parlamentaria sin cremalleras.

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por JUAN NEIRA

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