Por fin se ha referido Echenique a la candidatura asturiana de Unidos Podemos. El número dos de la formación morada no es una persona de dudas: en las circunscripciones con pocos diputados (la mayoría de las provincias tienen pocos diputados) debe aplicarse de manera estricta el formato cremallera. En el caso de nuestra región, como el primer puesto está ocupado por Sofía Castañón, Echenique considera que hay que aprovechar esa circunstancia para propiciar una mayoría femenina situando a una mujer en el tercer puesto. La posibilidad de lograr un cuarto diputado es más que remota.

La composición que tenían el Congreso de los Diputados y el Senado, hace treinta años, con una gran mayoría de hombres ocupando los escaños, sería hoy irreproducible. Las instituciones representativas deben ser un reflejo de la sociedad de la que emanan y hoy carecería de sentido que uno de los sexos fuese marcadamente mayoritario en las cámaras legislativas. Ahora bien, dejar a un lado las valoraciones políticas y anteponer como principio inquebrantable que haya idéntico número de mujeres y de hombres no deja de ser un fundamentalismo que no se sigue en ningún otro campo de la actividad social. Se podría reservar un cincuenta por ciento de plazas de jueces, de auxiliares administrativos o de médicos a cada sexo. Y la mitad de las licencias de taxis. Se podría obligar a las empresas a repartir los contratos entre mujeres y hombres, de tal forma que los dos sexos empataran en empleo y desempleo. Es todo cuestión de proponérselo. Cosas más raras se hacen en Corea del Norte. Si hay hombres que sienten incómodos porque les curen, juzguen y enseñen mujeres, es que tienen un complejo preocupante digno de visita al psiquiatra, con nombre de doctora, por supuesto. Si creen que son más fuertes emocionalmente o más hábiles al volante de un automóvil es que tienen las mismas categorías de sus ancestros del magdaleniense.

El principio de luchar contra la discriminación me parece muy noble. La igualdad es un valor que vertebra las sociedades democráticas. Cualquier valor elevado a norma intocable es una aberración. Impedir que Garzón fuera detrás de Pablo Iglesias en la candidatura madrileña, siendo el político mejor valorado de España (CIS “dixit”) y el más representativo para el votante de IU, es un profundo error. Yo que Orviz lo tendría claro: si Echenique sigue con el dogma, renunciaría a ir en la candidatura.