Intensa negociación entre Podemos e IU para cerrar la candidatura asturiana. El plazo se cerraba al expirar el día y los dos socios seguían con la cremallera atascada en el tercer diente. Gaspar Llamazares, desde la Junta General del Principado, hizo unas declaraciones muy duras: Podemos pone un veto político y personal a Manuel González Orviz; la oferta de Podemos es un simple baile de sillas; Errejón habla de colaboración entre la izquierda y los dirigentes asturianos de su partido practican la beligerancia con la izquierda; sólo aspiro a que en la campaña electoral haya por lo menos respeto hacia IU; la lista ya está acordada en Madrid (puestos 3 y 5 para IU) y no tiene sentido dar este espectáculo. Todo esto lo decía el portavoz parlamentario de IU mientras los dos partidos seguían negociando. Ninguno de los dos dio el brazo a torcer.
La solución provino de otro partido, Equo, que también forma parte de la candidatura de Podemos. Le correspondía el cuarto puesto, en el que iba a ir un dirigente con experiencia política, Ignacio González. Para facilitar el acuerdo cedió su lugar a una mujer, así hay féminas en los puestos primero, cuarto y quinto, dejando el tercero para Manuel González Orviz. Costó quince días encajar los nombres, ya que esa era la única discrepancia entre los tres partidos (para ser justos, digamos que la controversia sólo afectaba a Podemos e IU, ya que Equo sólo apareció para ofrecer la solución). Cualquier disenso sobre programas electorales no tiene entidad para paralizar una candidatura. Lo único importante es la política de personal, sobre todo si afecta a los dirigentes. Y eso que sólo la derecha comete la perversión de estar en política por intereses. La izquierda se mueve siempre por ideales, no repara nunca en cosas tan toscamente materiales como los escaños y el sueldo que llevan aparejado.
Al final ganó IU: medalla de bronce para Orviz. Tuvo la inteligencia de renunciar pronto a la plata que se la lleva Segundo González, un hombre muy vinculado a Pablo Iglesias, que es tanto como decir intocable. O más exactamente, inamovible. Una victoria pírrica para la coalición ya que empieza la batalla electoral de la peor forma posible, con dos socios que se repelen. Seguro que hablarán de fraternidad y compañerismo y nos repetirán el mantra de la izquierda alternativa: nosotros representamos otra forma de hacer política. Ahora hace falta que el electorado lo crea.