En la previsión del Principado se contempla que en los próximos ocho años los vencimientos de deuda estarán siempre por encima de los 300 millones de euros. Sobre esa cantidad hay que hacer dos precisiones. En primer lugar, en los vencimientos no están incluidos los intereses. Pongamos un ejemplo. En el fallido proyecto de presupuestos de 2016 (digo fallido porque el Gobierno regional lo retiró sin que pudiera ser votado en la Junta General del Principado; un caso insólito en la etapa autonómica) se contemplaba un vencimiento de deuda de 450 millones, a los que había que sumar 70 millones en intereses. La segunda precisión tiene que ver con el método de trabajo. En la serie de vencimientos del Principado no se prevé las futuras operaciones de endeudamiento, por eso la serie va bajando hasta llegar a tener un nivel mínimo: en el año 2030 los vencimientos de deuda estarán en 14 millones de euros, una cantidad irreal con independencia del punto de vista que se utilice para analizarla.
Quedémonos con el hecho de que hasta el año 2023, los pagos por deuda estarán por encima de los 300 millones. En el horizonte cercano, los compromisos asumidos son estos: año 2016, 382 millones; año 2017, 360 millones; año 2018, 437 millones. Como ya hemos dicho más de una vez la deuda es el tercer capítulo en drenar recursos de las cuentas anuales del Principado, por detrás de la sanidad y la educación. Si se echa un vistazo a los presupuestos asturianos de los últimos diez años, comprobaremos que nada creció tanto como el nivel de endeudamiento, por eso devolver el dinero recibido se convierte en una operación tan onerosa.
Conviene reflexionar sobre esta realidad. Los vencimientos de deuda son respuesta a decisiones libremente tomadas por los gobiernos regionales; hay determinados aumentos de gasto que vienen impuestos por la coyuntura, resulta muy difícil evitarlos, pero la deuda crece porque los gobiernos socialistas (en el periodo que llevamos del siglo XXI siempre gobernaron los socialistas si excluimos diez meses de gobierno de Foro) asumieron que el gasto global tenía que crecer, inflando artificialmente los ingresos, lo que derivó en el crecimiento de la deuda y, por consiguiente, en la cuantía de los vencimientos. Se suele decir que vivimos por encima de nuestras posibilidades, cuando en realidad es el gobierno quien monta la fiesta y nosotros nos limitamos a pagar las facturas que llegan.