Presentación de la coalición electoral, PP-Foro. Mercedes Fernández se acordó de Don Pelayo para encomendar la candidatura. PP y Foro compiten con rivales, pero no hay un ejército de bereberes a la vista, así que la referencia resulta un pelín rancia. La presidenta popular destacó la valía de los candidatos haciendo un canto a la figura de Ovidio Sánchez que encabeza la candidatura al Senado. Ovidio lleva de puesto en puesto y de cargo en cargo, desde el lejano año de 1983 hasta hoy. Nunca perdió comba. Fernández y Sánchez debutaron simultáneamente en política institucional, ella como concejala del Ayuntamiento de Gijón y él como edil carbayón. Fernández señaló que Ovidio estaba “absolutamente comprometido con el PP, de lealtad probada y acreditada”. Desde luego, Ovidio es una garantía de defensa de los intereses asturianos, al combinar la intensa labor parlamentaria con las continuas visitas a los más diversos escenarios de nuestra región para explicar, in situ, sus desvelos por Asturias. Aun así, creo que hubiera sido mejor referirse a la gran experiencia del cabeza de lista al Senado, sin entrar en detalles, aunque nadie lo conoce tan bien como Fernández que lo tuvo de alumno.
Por su parte, Isidro Martínez Oblanca, número dos de la lista y candidato de Foro, mantuvo el clásico discurso de su partido sobre la necesidad de tener una voz solvente en Madrid. Oblanca tuvo mala suerte al decir “para que Asturias deje de estar aislada”. Todos sabemos que el complejo de insularidad de Asturias se incrementó con la gestión realizada por el Gobierno de Rajoy de la variante de Pajares.
Las críticas fueron para Albert Rivera. Todos los dardos del PP en estas elecciones van a ir dirigidos a Ciudadanos, porque la forma de mejorar los resultados del 20 de diciembre consiste en recuperar los votos que fueron a Ciudadanos y en despertar el voto del miedo contra Unidos Podemos para que los que se abstuvieron en diciembre vayan a las urnas en junio. Este segundo objetivo lo expuso bien Susana López Ares, que fue la revelación de la última campaña. En el acto se comparó a Albert Rivera con Nicolás Maduro porque ambos marginan a Rajoy. Una comparación muy desafortunada que evidencia dos cosas: lo mal que digirió el PP el protagonismo de Rivera en su viaje a Caracas y lo torpes que son a la hora de atacar. Nos decían que Pablo Iglesias y Maduro eran lo mismo y ahora resulta que los siameses son Nicolás y Albert.