Esta semana se inicia la campaña de las elecciones generales. Tienen un carácter singular, por eso todos hablan de segunda vuelta o de repetición de elecciones. En la mente de políticos y ciudadanos está instalada la idea de que no hay margen para las dilaciones, que esta vez no sería de recibo que un líder rehusara el encargo del Rey de formar gobierno y que no se pueden mantener vetos esterilizantes que impiden elegir presidente.
Hay un lamento colectivo por el tiempo perdido desde la fecha de los anteriores comicios, 20 de diciembre de 2015. No estoy de acuerdo con esa apreciación. La frustración de la anterior legislatura va a posibilitar el acuerdo en esta. Dicho de una manera más matizada: las posibilidades de bloqueo son muy inferiores tras el anterior fracaso. Otra ventaja de la repetición de elecciones es que las negociaciones no partirán de cero. Ante un futuro mapa parlamentario semejante al surgido de las urnas de diciembre, cabe identificar ya las distintas alternativas. Hemos vivido el ensayo general y ahora toca representar el drama.
LA TERNA
Hay tres opciones. En la primera de ellas Rajoy sale investido como presidente con apoyo de Ciudadanos y la abstención del PSOE. Aun contando con la aritmética favorable de los escaños, no es fácil que los socialistas se abstengan. Probablemente haga falta que aparezca el fantasma de la repetición de elecciones (tercera convocatoria) para que Pedro Sánchez acepte tamaño sacrificio que va en contra de su línea política.
La novedad con respecto a lo vivido en los pasados meses sería el valor de la abstención para evitar el enquistamiento de las posiciones. En los parlamentos de nuestros socios de la Unión Europea se recurre a la abstención para prevenir las crisis institucionales.
La segunda opción es la gran coalición, PP-PSOE, que estuvo muy en boga el pasado invierno, pese a los tajantes mensajes de rechazo enviados por Pedro Sánchez. De la gran coalición habló muy pronto Felipe González, en plenas Navidades, y ahora es el primero que se ha adelantado a rechazarla. González actúa como los políticos en activo, lanza sus propuestas más audaces cuando se ve libre de cargas, y cuando pisa charcos se repliega sobre las tesis oficiales del partido. Si no hubiera promocionado en un vídeo a un personaje poco recomendable, ahora sería el gran muñidor del gobierno bipartito.
La tercera y última opción es el gobierno a la valenciana, que sería mucho más factible si el PSOE queda por delante de Podemos en votos y escaños. Si el liderazgo de la izquierda recae sobre Pablo Iglesias, el gran beneficiado sería Rajoy que podría gobernar con la abstención del PSOE. En caso de liderar la coalición Pedro Sánchez será muy difícil que pueda evitar la entrada en el gobierno de los chicos de Podemos.
No creo que las maniobras en el centro-izquierda puedan hacerse a partir de un pacto previo entre PSOE y Ciudadanos, porque esa opción es la única que quedó quemada en la anterior legislatura.
Aunque pueda parecer una cuestión ajena, la debilidad del Gobierno de la Generalitat, con la división entre la Cup y Juntos Por el SÍ, puede favorecer la opción del gobierno a la valenciana, ya que los independentistas catalanes valorarían la capacidad de acuerdo con la izquierda española, como forma de compensar las debilidades internas.
Tres alternativas de gobierno que encierran tres dramas de partido: el aislamiento del PP y su capacidad para romper el cordón sanitario que formó en torno a él la izquierda; la anemia electoral del PSOE, perdiendo votos y escaños en cada convocatoria hasta convertirse en un partido irreconocible; y la capacidad o no de Podemos para liderar una alternativa de gobierno.
ASTURIAS
Asturias presenta su particular sistema de coordenadas electorales. La coalición PP-Foro aspira a ganar las elecciones con tres escaños. El mayor obstáculo para lograrlo lo alzó, desde sus propias filas, el diputado autonómico, David González Medina, al realizar una petición de cárcel e inhabilitación profesional para dos periodistas de esta casa: Íñigo Noriega, durante casi 14 años director de EL COMERCIO, y Marcos Moro, periodista del mismo, de intachable trayectoria.
Un ataque tan descarado a la libertad de prensa, en vísperas de las elecciones, hubiera sido letal para un partido que viene de sufrir una campaña adversa a cuenta de la “ley mordaza”. Mercedes Fernández, que tan callada estuvo en este “affaire” tratando de convencernos de que era un asunto muy personal, de exclusivo ámbito familiar, tuvo que tirar de galones y forzar la rectificación del joven diputado, cuando vio crecer la marea del rechazo popular.
La verdadera pelea en Asturias se da en el campo de la izquierda, dada la pésima relación que hay entre PSOE y Podemos, y la fingida armonía entre Podemos e IU. En diciembre Podemos superó al PSOE en la Asturias urbana (Gijón, Oviedo, Avilés, Siero, Mieres) e intenta lograr la hegemonía de la izquierda en todo el territorio con el apoyo de IU.
El resultado del pulso entre las izquierdas asturianas y la viabilidad o no del gobierno a la valenciana en Madrid determinarán el relanzamiento o el definitivo estancamiento del Gobierno de Javier Fernández.