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Juan Neira

LARGO DE CAFE

OFERTA DE MUEBLES

Se levanta el telón para una función que no estaba prevista. Actores y públicos están cansados. Es imposible quitarse de encima la sensación de que las elecciones del próximo día 26 son una repetición de las del pasado diciembre. La supeditación del bien general a las estrategias de partido nos llevó otra vez a las urnas. Parece que en diciembre hubo un empate y que ahora hay que desempatar. No es cierto. Había un cierto equilibrio de fuerzas pero podía haberse resuelto en una u otra dirección, como pasa en otros países, pero todos los partidos jugaron al sistema de interponer vetos. Si no cambian de actitud se puede ir a una tercera convocatoria electoral. Esta semana me decía una de las principales figuras de la política asturiana que nunca había encontrado en la calle tanto sentimiento de hartazgo.

El cansancio se nota en la reducción de actos electorales. Los mítines que llenaban plazas de toros se caen de la programación de campaña. Se lleva más el paseo, con besos y apretones de manos. Rajoy es un adelantado en esa práctica, en Oviedo hizo más de un recorrido. A veces surge un espontáneo y dice una inconveniencia o hace una salvajada como aquél descerebrado de Pontevedra. Gajes del oficio. El otro método es la campaña distancia. Las elecciones se ganan en televisión, esa es al menos la enseñanza americana, claro que allí la serie de debates es agotadora, mientras que aquí lo van a solventar con una sola cita a cuatro. Los candidatos confían mucho en los “magazine”, con mucha risa, baile y confesiones de carácter personal. Nada de política para ganar la batalla política. Es fundamental evitar cualquier declaración que produzca división social. Lo mejor es hablar sin decir nada. Es todo cuestión de imagen.

El único de los cuatro líderes que ha dado un paso adelante ha sido Pablo Iglesias, con esa corbata informal, a medio camino entre el look de los descamisados con que se plantó en la Zarzuela y el atuendo de etiqueta con que asistió a los Premios Goya. De radical antidesahucios a socialdemócrata de corbata estrecha: la burguesía se tranquiliza. Eso es lo que piensa la factoría universitaria de Podemos. El remate de estilo es la venta del programa con formato de mueble. Dan ganas de sumarse a la república independiente de Podemos. Y pasarse el verano ajustando los tornillos para que no caigan las tablas suecas al suelo. ¿Suecas? Carajo, ahora entiendo por qué Iglesias es socialdemócrata.

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por JUAN NEIRA

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