Antonio Trevín ha prometido que si gobiernan los socialistas la variante de Pajares tendrá un calendario en el plazo de seis meses. El número dos de la candidatura asturiana del PSOE dice que quienes detuvieron las obras de la variante no son los más adecuados para resolver el atasco de la infraestructura, máxime cuando “se opusieron a las grandes obras”. Lamenta que una actuación en la que van invertidos 3.500 millones de euros esté detenida, siendo pasto del deterioro.
Considero que Trevín es uno de los dirigentes socialistas de más valía dentro de la FSA. El PSOE ha ido perdiendo músculo en Asturias, tras años de adocenamiento en el poder, y ahora sólo quedan dos o tres personas por encima del resto. Sigo la trayectoria del candidato asturiano desde sus tiempos al frente de la Delegación de Educación. Posteriormente, como alcalde de Llanes, quebró la trayectoria de mandatos de la derecha para abrir un ciclo de hegemonía socialista que terminó en 2015, tras veintiocho años. Los alcaldes que vinieron detrás vivieron de la política iniciada por Trevín. Le tocó ponerse al frente del Gobierno asturiano en el peor momento, al estallar el escándalo del “petromocho”, y pronto tuvo en su contra al entonces todopoderoso José Ángel Fernández Villa. Aun así, logró negociar un plan de dinamización con el vicepresidente Narcís Serra. Cuando se vio en casa no tuvo ningún problema en regresar a la escuela: esa es la puerta giratoria de Trevín. Como delegado de Gobierno heredó el desastre de la “trama asturiana” del 11-M y supo mantener la moral de los funcionarios, mientras renovaba la cúpula asturiana de los cuerpos de seguridad del Estado. Desde 2011, es un diputado activo en el Congreso, y ahora trata de renovar su escaño.
Pese a todo lo dicho, Trevín, o cualquier dirigente socialista, no puede criticar nada de la variante de Pajares sin hacer antes la autocrítica. La variante se empezó muy tarde porque los socialistas se empeñaron en obstaculizarla. Hablar de la variante y atacar al PP por oponerse a las grandes obras da la risa, cuando los socialistas votaron en contra en el Congreso de los Diputados. Blandir la rápida confección de un calendario, como baza electoral, resulta provocativo, porque los calendarios socialistas, como los del PP, fueron todos incumplidos: en el 2009 iban a atravesar la cordillera los trenes de alta velocidad. Corolario: mejor escoger otro tema como munición electoral.