La campaña electoral gira en torno al Partido Socialista. El debate televisado entre los cuatro líderes, del pasado lunes, ha aumentado la presión sobre los dirigentes de ese partido. El mitin de Pedro Sánchez, en Oviedo, ha servido para comprobar hasta qué punto se sienten acosados por la tendencia creciente del voto a Unidos Podemos. Adriana Lastra, primera de la lista asturiana al Congreso de los Diputados, ha dicho que “han venido a matarnos”. El Sanedrín socialista está convencido de que Pablo Iglesias no busca tanto ganar las elecciones como acabar con el PSOE. Javier Fernández apeló a la legendaria consigna de Dolores Ibarruri, “no pasarán”, para resistir al avance de la izquierda radical. Muy mal tiene que ver las cosas el presidente del Principado para motivarse con los discursos de “Pasionaria”. Recuerdo cuando Comisiones Obreras entonó el “no pasarán” para enfrentarse al Gobierno de Felipe González en la huelga general del 14 de diciembre de 1988. Javier Fernández, como Adriana Lastra, cree que está en juego la propia existencia del partido, cuando advierte que “el PSOE no es el PASOK”. Pedro Sánchez, siempre más ligero de referencias históricas, pidió al electorado de la izquierda que “no tropiece dos veces en la misma piedra”. Una reflexión que también hubiera sido válida ante el desánimo que causaba la gestión de los distintos gobiernos socialistas.
El hecho más revelador del estado de ánimo que reina en la dirección del partido provino de un “tuit” de Jordi Sevilla, diciendo que para evitar terceras elecciones debería dejarse gobernar al candidato que tenga mayor apoyo parlamentario. Escribe el mensaje cuando las encuestas señalan a Mariano Rajoy y Pablo Iglesias como candidatos más votados. Uno de los principales colaboradores de Pedro Sánchez maniobra ya para minimizar daños tras la jornada electoral. Cuando debería animar a la gente a votar al PSOE, Jordi Sevilla tiene la cabeza puesta en pactos postelectorales. Mientras todo esto sucede, Susana Díaz, con cara seria, dice que no quiere entrar en especulaciones porque confía en la victoria de Pedro Sánchez. La lideresa, que valoró presentarse a las elecciones primarias, comprueba que por primera vez entran en sintonía sus planes personales con la situación política de España. Todo indica que en el periodo postelectoral van a coincidir las negociaciones entre los grupos parlamentarios con la catarsis socialista.