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Juan Neira

LARGO DE CAFE

UNA COPIA DE ALFONSO GUERRA

Mitin de Unidos Podemos en Oviedo, con Juan Carlos Monedero como estrella del acto. Monedero quiere jugar en las campañas electorales el mismo papel que representaba Alfonso Guerra en los actos públicos del PSOE. Le encanta ejercer de “enfant” terrible del radicalismo español, haciendo críticas a troche y moche, con un discurso ideológico hiperbólico para satisfacción del público. El fundador de Podemos anunció lo que ya habían dicho las encuestas: el “sorpasso” de Unidos Podemos adelantando al PSOE, y la posibilidad de formar un gobierno de coalición con Pablo Iglesias de presidente y Pedro Sánchez de vicepresidente. A falta de confirmarlo las urnas, esa es una de las dos alternativas que está en discusión. La otra es el Gobierno de PP (con Rajoy o sin Rajoy), apoyado por Ciudadanos y con la abstención socialista.

A partir de aquí, todo lo que dijo Monedero es fácilmente rebatible, cuando no abiertamente descabellado. Según el dirigente del partido morado, el gobierno de la izquierda no solo traerá el cambio en España, sino que mandará un mensaje a Europa y al mundo. Ese mensaje ya lo envió el Gobierno de Alexis Tsipras al anunciar un programa de rebeldía frente a la Comisión Europea, que unos meses más tarde derivó en el mayor ajuste realizado en la economía griega, con las pensiones, el empleo y los sueldos por el suelo. Provoca más preocupación que ilusión la llegada de Iglesias al gobierno, porque con independencia de sus intenciones, está la amenaza que supone la puesta en marcha de una política que resulta desastrosa allá donde se aplica. Está muy bien tener ideales; se debe luchar contra los desahucios; hay que encontrar empleo para los parados; los pensionistas deben mejorar sus percepciones, pero no se pueden vender motos. Elevar el gasto público en 60.000 millones de euros, tratando de obtener esos recursos de la gente que gana más de 60.000 euros, es pura estulticia. Hay que luchar contra el fraude fiscal y las grandes fortunas deben contribuir más a la caja común, pero sólo se pueden recaudar otros 60.000 millones decretando la confiscación de bienes.

Monedero pidió la unidad de las fuerzas progresistas frente “a las que volverían a fusilar a García Lorca”. Un dirigente debe medir más sus palabras. Han tenido que pasar 39 años de democracia para que un destacado político incurra en el deleznable exceso de atribuir la potencial práctica del asesinato a sus rivales en las urnas.

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por JUAN NEIRA

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