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Juan Neira

LARGO DE CAFE

DEL BREXIT A LAS URNAS

El Brexit ha oscurecido la jornada electoral. El golpe dado a la Unión Europea y a la política y economía de los países socios es formidable. El acontecimiento está lleno de enseñanzas, basta con poner blanco sobre negro para comprobarlo.
Los españoles ya hemos empezado a notar el mazazo con la caída en la cotización de las principales empresas que operan en Bolsa. Que el primer banco del país sufra una caída del 20% en una jornada supone que cerca de cuatro millones de españoles que invirtieron sus ahorros en acciones del banco vean reducido sensiblemente su patrimonio.
En los bancos no sólo están los señores de puro y chistera, sino, sobre todo, multitud de ciudadanos de a pie que invierten sus ahorros en acciones de las entidades financieras. Los que dicen que no hay que rescatar a los bancos condenan a la ruina a millones de compatriotas, muchos de ellos de la tercera edad.
Ahora nos falta por sufrir la pérdida de ingresos por turismo, algo inherente al desplome de la libra esterlina, que empobrecerá a los ingleses. El sector inmobiliario también sufrirá los efectos, ya que los ingleses protagonizaron, en 2015, el 21% de las compras de las viviendas adquiridas por extranjeros. El saldo de la balanza comercial, favorable para España en 6.000 millones de euros, también se resentirá.
Con el Brexit se comprueba una vez más que los ricos son mortales y sufren las tribulaciones de los mercados. La idea de que todo lo que pasa en el mundo es producto de las conspiraciones de los todopoderosos no deja de ser puro reduccionismo. La City había apostado por el triunfo de la permanencia en la UE y se equivocó. Esa era también la apuesta de las empresas del IBEX 35 y se dieron un batacazo histórico.
REFERÉNDUM
El Brexit deja muchas otras enseñanzas (el vergonzoso papel de la clase política británica, el absentismo de sus homólogos europeos, la inexistencia de líderes, el dañino despertar de los nacionalismos, etcétera), tiempo habrá de comentarlas. Quiero, finalmente, centrarme en una enseñanza: el papel de las consultas populares.
Soy consciente de que no es políticamente correcto criticar los referéndum, pero no se puede guardar silencio tras la estafa del jueves.
Las consultas populares sirven para tratar asuntos concretos. Verbigracia, una ley de interrupción del embarazo, la aprobación del salario social, la conducción por autopistas sin topes de velocidad, los límites a la inmigración, la prohibición de fumar en lugares públicos, el establecimiento de un techo en el gravamen de un impuesto, la extensión de la etapa escolar obligatoria, la aprobación de un tributo ecológico, la rebaja de la edad para votar, la implantación de la eutanasia.
Se trata de cosas que se pueden abarcar y todo el mundo es capaz de hacerse una cabal composición de lugar. El abandono de la Unión Europea, o la integración en la misma, es justo todo lo contrario. Es una pura abstracción. Ante la imposibilidad de abarcar la cuestión (hay gente que despotrica contra la UE sin ser consciente de que pertenece a un sector subvencionado), se recurre a imágenes concretas, en el caso del Brexit el miedo a la llegada masiva de inmigrantes fue la argamasa del rechazo.
El miope votante del Brexit cree que va a poder mantener las ventajas económicas del comercio europeo con el veto a la inmigración. Sustituir los Parlamentos por las votaciones populares es la vía para esquivar el rigor y degradar la calidad de las decisiones colectivas ¿Para qué queremos las Cámaras representativas? ¿Para qué queremos los gobiernos? La opinión del 51,9% de los ingleses es un valor absoluto dentro de la UE.
POPULISMO
36,5 millones de españoles estamos llamados a votar en las urnas. Ningún partido político español muestra simpatías por el Brexit. Todos lo lamentan. Resulta que aquí todo el mundo está por la ampliación de los mercados, la globalización, etcétera, con la excepción de Julio Anguita y el PCE.
Me asombra que los programas electorales desciendan al detalle a la hora de hablar de gasto público y recurran a las generalizaciones en las cuestiones espinosas.
En los últimos meses la etiqueta de “populismo” ha sido profusamente utilizada en el debate político español. Casi siempre para aludir a Podemos. El populismo es un guante que se adapta a todas las manos. A mi entender, el político asturiano que más ha recurrido al populismo en los últimos veinticinco años ha sido Gabino de Lorenzo. Que yo sepa no frecuenta los círculos.
Desde el discurso y la práctica populista ganó seis elecciones municipales seguidas, cuatro de ellas por mayoría absoluta. En los años noventa del siglo pasado, el que criticaba a Gabino en Oviedo era calificado de enemigo de la ciudad. Casi acaba con el Real Oviedo.
Para los tiempos que vienen, el peligro de la clase política está en la demagogia y la mentira. En la recién finalizada campaña electoral hubo dosis masiva de ambas. Las formas de comunicación, propensas a los formatos ligeros y la repetición de slogan, facilita que se cuele mercancía falsa. Ante la epidemia de la demagogia no hay otro antídoto que una sociedad civil sensible y movilizada. No soy muy optimista, pero me alivia saber que me equivoco con frecuencia.

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por JUAN NEIRA

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