Digestión de resultados. El centroderecha asturiano tuvo la alegría del año. Los éxitos nacionales animan a las organizaciones regionales. Es una historia que viene de antiguo. Cuando el PP asturiano quedó dividido y roto, tras aplicar la piqueta contra el Gobierno de Sergio Marqués y expulsar a este del partido, llevó un sonoro varapalo en las urnas autonómicas, con Ovidio Sánchez como candidato. Del abatimiento le sacó el resultado obtenido en las elecciones generales de 2000, con cinco diputados. El ciclo de Aznar, con dos ministros asturianos (Rato y Cascos), fue la fuente de las alegrías del PP regional. Por esa vía llegó el progreso en la autovía del Cantábrico o el programa de los fondos mineros. Ovidio Sánchez dejaba los palos del golf para salir sonriente en las fotos. Ahora ocurre algo parecido. Los asturianos van a las urnas pensando en respaldar al Gobierno de Rajoy y las figuras regionales se cuelgan las medallas. No cabe extrañarse, la política premia o castiga al que pasaba por allí. Depende de las circunstancias, los hay que tienen la suerte de estar en los momentos adecuados, y los hay que sufren la desgracia de hacer de pararrayos en todas las tormentas.
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El PSOE respiró hondo. Nunca los dirigentes de la Federación Socialista Asturiana habían estado tan preocupados como en las últimas semanas, desde que se confirmó que Podemos e IU iban juntos a las elecciones. Las encuestas nos hicieron creer a todos que el PSOE iba ser superado por el bloque radical convirtiéndose en un partido bisagra. La desazón era máxima. Divididos por el liderazgo de Pedro Sánchez, pero unidos en la desgracia, hicieron un último esfuerzo para salvar los muebles y acabaron salvando los muebles y la casa. El reverso de la moneda es la gente idealista de Podemos, esos que creen que los directivos del Ibex ganan el 300% más cada año, y que todo el programa social se remedia con un impuesto a las grandes fortunas. Gente bien intencionada, sana, con espíritu misionero y tope en el sueldo. Tuvieron la mala fortuna de marcarse como objetivo dejar a Areces fuera del Senado. Como dice Margallo, en política rige la ley del boxeo: sólo se puede pelear con gente del mismo peso. Con la de ayer es la novena victoria seguida de Areces en las urnas. Desde 1987 ha ganado tres veces en el Ayuntamiento de Gijón, tres en el Principado y tres en el Senado. Podemos e IU están en la fase de valorar daños. Como ocurre siempre que hay un accidente.