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Juan Neira

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SINDICATO DE INTERESES

Sin contar a Las Palmas de Gran Canaria y Baleares, la circunscripción electoral en que tuvo un peor resultado la coalición Unidos Podemos fue en Asturias. Se entiende por peor resultado la mayor diferencia entre el porcentaje de votos que tuvieron Podemos e IU el 20 de diciembre y el pasado domingo. Hace seis meses, los dos partidos sumaron una cuota de sufragios del 29,8%, en Asturias, y hace tres días, formando coalición, lograron el 23,8%. Una bajada superior a los seis puntos. Las previsiones decían lo contrario, porque ambos grupos habían tenido excelentes resultados en nuestra región. En los comicios europeos (mayo 2014), cuando debutó Podemos, lograron en Asturias el mejor resultado, doblando la media alcanzada en España. En las últimas elecciones autonómicas (mayo 2015), IU sacó 9 escaños en el conjunto de los Parlamentos autonómicos, siendo 5 de ellos en la Junta General del Principado. La alianza de los dos partidos amenazaba con sacar una cuota electoral de récord, pero fue al contrario.

Cuando se produce una desviación tan grande entre expectativas y resultados es obligatorio preguntarse por las causas. La dirección de Podemos va a encargar un estudio a alguna empresa para conocer la respuesta. Quieren un diagnóstico científico, como dijo Echenique. En Asturias hay dos razones poderosas que explican, por si solas, el formidable batacazo. La primera tiene que ver con las políticas de ambos grupos. IU es socio estratégico de Javier Fernández en el Parlamento, mientras que Podemos es el grupo más crítico con el Gobierno socialista. Si IU dice blanco, Podemos dice negro. El grupo parlamentario de IU está mucho más cerca de los socialistas que de Podemos. No hay elementos de partida para formar una coalición. En su día, Gaspar Llamazares se opuso a la misma, aunque los aparatos de los dos partidos desoyeron sus advertencias. La mala relación política conlleva una fría, o inexistente, relación personal. A partir de una relación conflictiva se pusieron a negociar la candidatura y ahí surgió el segundo y definitivo disenso. Podemos trató a IU en Asturias con la misma suficiencia que en Madrid, reservando para IU el tercer puesto, especificando que debía ser una mujer. Tres semanas tirándose los trastos a la cabeza para conceder a Orviz el tercer diente de la cremallera. El electorado detectó que eso no era una candidatura, sino un sindicato de intereses. Y actuó en consecuencia.

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por JUAN NEIRA

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