>

Blogs

Juan Neira

LARGO DE CAFE

INVESTIDURA, ESCENARIO COMPLEJO

La nueva ronda de entrevistas del Rey con los líderes políticos, que tendrá lugar la semana entrante, concluirá, previsiblemente, con el encargo del Jefe del Estado a Rajoy para que someta su candidatura a la votación de la Cámara baja. En circunstancias semejantes, el político gallego ha rehusado, pretextando que carecía de apoyos parlamentarios para ello. En esta ocasión no parece que vaya a hacerlo, aunque a día de hoy sólo tiene asegurado el respaldo de los diputados del PP. No es de su agrado dar pasos en falso, pero en la pasada legislatura ha agotado la cuota de extravagancias a las que tenía derecho.
Las probabilidades de ganar la votación de investidura son bajas. Todos los grupos políticos han dicho que rechazarán a Rajoy, aunque Ciudadanos (C’s) ha adelantado que en la segunda votación se abstendrá. Los socialistas mantienen alta la bandera del “no”, y los nacionalistas catalanes y vascos, que se abstuvieron en la elección de la Mesa del Congreso de los Diputados permitiendo que Ana Pastor fuera presidenta y el centroderecha (PP y C’s) contará con mayoría, no contemplan otra opción que la negativa a Rajoy.
Frente a esa realidad el presidente en funciones agita la amenaza de la convocatoria electoral, pero sabe que queda tiempo suficiente para evitar la catástrofe de la tercera cita consecutiva a las urnas. Cosa distinta es que dilatar la elección sea políticamente muy forzado porque urge presentar un presupuesto para 2017 que recoja las exigencias del ajuste planteadas por Bruselas.
Una mayoría de observadores ha apostado desde los días posteriores a las elecciones por la investidura rápida (finales de julio o principio de agosto), dando por sentado que C’s y PSOE cambiarán de postura por razones de responsabilidad de Estado. La experiencia indica que los líderes políticos se mueven por intereses personales o partidistas, no por metas altruistas. La única razón para que apoyen a Rajoy está en el temor a que unas terceras elecciones puedan provocarles una pérdida aún más elevada de escaños que en los comicios del 26 de junio.
Ante un panorama sombrío sólo el voluntarismo del PP trata de insuflar optimismo. Justo es reconocer que hay algunas posibilidades para que salte la sorpresa. La mayor expectativa de cambio proviene de C’s. Albert Rivera ha demostrado que es capaz de variar de opinión en un corto intervalo de tiempo. Desde los comicios del 20 de diciembre lo ha hecho sin miedo a que los electores le pasaran factura. Su opinión es dogma en el grupo parlamentario de C’s, así que cualquier cambio de perspectiva o de humor puede suponer 32 escaños más para Rajoy. Las presiones del establishment se concentran en él.
Las declaraciones realizadas por Rivera tras la entrevista con Rajoy dejan a C’s sin argumentos para rechazar la investidura del líder popular. El joven político catalán ya anunció que su partido se abstendrá en la segunda votación (en la primera votará negativamente) y que hará todo lo que esté en su mano para evitar la repetición electoral.
¿Qué razón hay para abstenerse en agosto y votar a favor en septiembre? Como no sea un cierto gusto por el suspense o las ganas de constituirse en centro de todas las miradas, no se entiende el retraso deliberado en apoyar al candidato del PP. Sólo habría un argumento, pero para esgrimirlo debería Rivera cambiar de táctica, dejando de hablar de pacto en abstracto, y exigiendo un paquete de medidas concretas al presidente para darle su respaldo.
Aunque Pedro Sánchez optó por la cautela al decir que “a día de hoy” el PSOE votará no, es muy difícil que dentro de unos días los diputados socialistas se abstengan. Sánchez, a diferencia de Rivera, no puede hacer y deshacer a su antojo en el grupo parlamentario. Además, el Comité Federal del PSOE es un sanedrín que fija doctrina y controla al secretario general. Los dirigentes socialistas ya han acordado que la gran decisión quedará para después de la vuelta de las vacaciones. De este modo alejan de su vista las discrepancias.
Ciudadanos aplaza el voto afirmativo, mientras que los socialistas postergan su decisión. La diferencia estriba en que Pedro Sánchez tiene plan “b”, de ahí su largo silencio en este periodo. El plan “b” se activará si Rajoy es rechazado por el Parlamento. Varios dirigentes autonómicos (Cataluña, Valencia, Baleares, Madrid, País Vasco), amplios sectores del grupo parlamentario y la dirección del partido lucharán por presentar una alternativa, a la que secundarían Podemos e IU. En el invierno no fue posible dar ese paso porque estaba prohibido negociar con el independentismo catalán, pero Rajoy ha dado credenciales de respetabilidad a los partidos separatistas, así que una mayoría alternativa es posible. Entre PSOE, Unidos Podemos, ERC, CDC y PNV suman 178 escaños. Mayoría absoluta. Esta alianza puede romper al PSOE, aunque, paradójicamente, le dé la Presidencia del Gobierno.
Estamos ante un escenario complejo. Es absurdo guiarse por las apariencias (mala relación PSOE-Podemos). La elección de la Mesa del Congreso ha servido para que el puzle de la investidura tenga más piezas. Las presiones de Rajoy sobre C’s buscan hacerle responsable de uno de estos dos males: elecciones anticipadas o gobierno de coalición de la izquierda con los independentistas.

Temas

por JUAN NEIRA

Sobre el autor