El Gobierno regional ha iniciado la negociación sobre impuestos con los partidos de izquierda, como paso previo para hablar sobre las partidas de gasto del presupuesto. Javier Fernández ensaya un nuevo intento para formar una alianza con Podemos e IU que le daría una cómoda mayoría para gobernar. El presidente del Principado descarta abrir el diálogo con el PP, pese a ser el partido con el que llegó a más acuerdos: los créditos extraordinarios para gestionar la prórroga del año 2014 y los presupuestos de 2015. Hay que añadir que Mercedes Fernández se ha ofrecido para aprobar las cuentas socialistas para 2017 con tal de que no aumente la presión fiscal.
Hasta la fecha sólo se verificó una reunión formal entre el Gobierno e IU, donde el grupo de Gaspar Llamazares demandó recurrir a la fiscalidad verde e incorporar un tributo sobre la comida basura. IU se identifica como fuerza ecologista, así que no puede extrañar que quiera profundizar en las tasas medioambientales, pero cuando se abre una reflexión sobre política fiscal es muy extraño que no haya nada que decir sobre el IRPF, IVA, Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones o sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados ¿No cambiarían ni una coma en la regulación de estos tributos? Me llama igualmente la atención la visión que tienen los diputados de IU de la política fiscal, al aprobar tasas para cambiar usos o costumbres sociales. Ejemplo, la tasa sobre la comida basura. Estoy seguro que Llamazares, que aúna la preocupación sobre la salud de los asturianos con el conocimiento de especialista en la materia, podría diseñar una campaña en colegios y centros sociales sobre la alimentación sana, previniendo sobre el peligro de una dieta incorrecta. Ahora bien, no creo que la solución sea encarecer el precio de la comida basura para que las capas sociales más humildes no la puedan consumir, y el resto siga atracándose de sal, azúcar y gasas “trans”. Excepcionalmente se pueden tomar medidas sobre determinados productos para desincentivar su compra, pero la política tributaria tiene que ver sobre todo con la capacidad de obtener recursos y con las personas o grupos a los que se reclama más dinero. El resto es dirigismo social. No creo que los desequilibrios de la política fiscal asturiana se remedien manipulando el precio de las hamburguesas. La política fiscal guiada por la ideología causa más estragos que la comida basura.