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Juan Neira

LARGO DE CAFE

RAJOY EJERCE DE GALLEGO

Contra todo pronóstico el Comité Ejecutivo del PP no ha discutido sobre las seis condiciones expuestas por Ciudadanos para apoyar a Mariano Rajoy en la sesión de investidura. Según el candidato a la Presidencia, ningún miembro del citado órgano ha dicho ni una palabra sobre las seis exigencias; es más, el propio Rajoy aseguró que no convocó a sus ejecutivos para hablar sobre las propuestas de Ciudadanos. Realmente sorprendente. El pasado día diez de agosto, el líder del PP señaló que “debo someter el documento a la aprobación del Comité Ejecutivo de mi partido. No puedo ni debo tomar esta decisión en solitario”. Algunos dirigentes del PP, como Cristina Cifuentes o Tomás Casado, se anticiparon a decir que aceptaban las condiciones de Ciudadanos. Siete días más tarde resulta que de lo dicho, nada. Para justificar el cambio de postura, Rajoy asegura ahora que pidió permiso al Comité Ejecutivo para negociar con Albert Rivera. Una argumentación que roza el ridículo, dado que el presidente ya se sentó a negociar con varios líderes de la oposición –aunque con resultado negativo-, como corresponde a cualquier candidato a la Presidencia, sin pedir autorización a su equipo. Es más, de creer la exposición del candidato pudiera haberse dado la siguiente paradoja: el Rey encarga a Rajoy iniciar negociaciones con la oposición, con el mandato del monarca, y la dirección del PP veta alguno o todos los encuentros. Absurdo.

Rajoy gana tiempo y pierde espacio. Lleva más de tres décadas de vida política dejando que caigan las hojas del calendario para solucionar los problemas sin reparar en que postergar las decisiones también erosiona su imagen. Probablemente una mayoría de españoles desean que Rajoy salga reelegido presidente y discrepan del obstruccionismo de Pedro Sánchez, pero no hay una mayoría que acompañe al candidato en su táctica en retrasar indefinidamente el debate de investidura. Los socialistas siguen aferrados a su política de vetos y Rajoy continúa rehusando acudir a la Cámara para debatir con la oposición. El líder del PP bloquea el debate y el secretario general del PSOE impide la elección del presidente. El doble candado que garantiza la parálisis institucional.

La primera consecuencia de la postura de Rajoy va a ser el distanciamiento de Ciudadanos, el único aliado potencial que tenía en la Cámara. En las dos semanas que restan de agosto la situación política se va a degradar aún más.

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por JUAN NEIRA

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