En menos tiempo del que lleva narrarlo, Ciudadanos ha pasado de lanzar un ultimátum al PP a la antesala del inminente acuerdo. El pacto estaba hecho desde que Rivera anunció que abandonaban la abstención para dar su apoyo a la investidura de Rajoy; ninguno de los dos partidos podía evitarlo porque sufriría un profundo desprestigio. La dramatización de las negociaciones, el ultimátum con vencimiento a las cuarenta y ocho horas, no pasaban de ser una mera escenificación para ganar protagonismo. Una representación artificial y frívola para unas negociaciones en las que se pretende, nada más y nada menos, que reformar el Estado. Esto último lo digo porque las modificaciones de la Justicia, el Senado o del sistema electoral, que persigue C’s, suponen un cambio profundo de las reglas del juego. De creer las manifestaciones de Juan Carlos Girauta, portavoz parlamentario de C’s, el modelo de Estado podría ser uno u otro según que el diálogo diera frutos, o no, antes de finalizar el fin de semana.
Como todo partido joven, pequeño e inexperto, C’s sólo acepta pactar si gana por goleada. No están en condiciones de alcanzar un acuerdo contorneado por luces y sombras, donde los dos partidos quedan a medio camino entre la satisfacción y la frustración. Ante la carencia de fuerza para imponer sus tesis (32 escaños sobre un total de 350), la cúpula del partido pone todo su afán en ganar la batalla de la propaganda, para poder decirnos a todos que gracias a su esfuerzo España dejará atrás la corrupción y el inmovilismo. El papel lo aguanta todo, pero ninguna transformación del sistema se alcanza por la vía de un acuerdo entre dos partidos que no representan la mayoría del Parlamento, en una semana de reuniones. Hoy, mañana o pasado nos presentarán un pacto de investidura, aderezado con bellos deseos que en el transcurso de la legislatura quedarán relativizados.
Mientras PP y C’s acaparan toda la atención, Pedro Sánchez sigue preocupado por marcar distancia con Rajoy. Aunque el debate de investidura comienza el martes, el líder socialista no quiere concertar la fecha del encuentro con el candidato del PP hasta haber leído el texto del pacto con C’s. Anunció, con mucha antelación, el rechazo a Rajoy en la investidura, así como la negativa a apoyar el futuro proyecto de Presupuestos del Estado, porque al tratarse de una propuesta del PP serán negativos para España. Sin embargo, ahora le interesa lo que pacta la derecha.