En el Comité Ejecutivo del PSOE, Pedro Sánchez hizo oficial su plan para hacerse con todo el poder en el partido, al convocar a la militancia a unas primarias exprés sobre la Secretaría General a la que ha anunciado que se presentará. El 23 de octubre se realizará la votación y es previsible que no haya ningún candidato alternativo, ya que es muy difícil en ese corto plazo presentar una opción con alguna garantía de triunfo. El plebiscito forma parte del proceso interno que se completará con la celebración del congreso federal a principios de diciembre, eligiéndose los órganos colectivos de dirección y las ponencias. La clave está en el plebiscito de octubre que le permitirá ser ungido como jefe del partido por cuatro años. Desde esa plataforma de poder se dedicará a la política institucional, cuyos perfiles quedan completamente borrosos ya que en ningún momento criticó a los grupos independentistas, posibles aliados para llegar al Gobierno. Las únicas líneas rojas de Sánchez son Rajoy y el PP, todos los demás son potenciales compañeros de viaje. La convocatoria de unas terceras elecciones no forma parte de la preocupación del secretario general, que subordina todo a la consolidación del liderazgo orgánico para lo que cuenta con un aliado infalible, las bases del partido que sólo quieren escuchar la consigna del “no a Rajoy”.

El imaginario colectivo socialista quería un líder de izquierdas para guarecerse del ciclón Podemos, y ya ha encontrado uno a la medida, corto de referencias, enemigo de honduras intelectuales, amigo de los slogan y dispuesto a enmendar la trayectoria del PSOE en la democracia para liderar una nueva vía susceptible de adaptarse a sus ambiciones. De momento ha perdido estrepitosamente todas las elecciones, pero a la militancia le basta con que diga no a Rajoy. Un tipo duro, muy duro, que a partir del 23 de octubre va a dar trabajo al secretario de organización al convertir en expediente disciplinario el pluralismo interno. Tres veces dijo en la rueda de prensa que el secretario general será la única voz del partido. Y otras tres, se negó a responder cuando le preguntaron si dimitiría en el caso de perder la votación en el Comité Federal.

Dudo que los barones autonómicos tengan capacidad y valentía para neutralizar los planes de Pedro Sánchez. El timo de las primarias-exprés le saldrá bien a Sánchez; y a Rajoy que comerá el pavo de Nochebuena rodeado de 150 escaños.