La comisión gestora del PSOE ha procedido a relevar los principales cargos en el Senado y el Parlamento europeo. En la Cámara baja, Óscar López ha dejado de ser portavoz, siendo sustituido por Álvarez Areces. Los cambios llevan un mensaje implícito: la comisión gestora demuestra autoridad y está dispuesta a dar la batalla para devolver al PSOE a las coordenadas de la racionalidad, tras un paréntesis de radicalismo verbal en función de los intereses personales del ex secretario general, Pedro Sánchez. Para Asturias también tiene su importancia la decisión de Javier Fernández al confiar en Álvarez Areces después de haber escuchado comentarios, durante años muchos, sobre la mala relación –cuando no abierta incompatibilidad– entre ambos dirigentes. Sobre la competencia del político gijonés para el cargo no es preciso extenderse en comentarios, ya que tiene capacidad sobrada para liderar el grupo de senadores socialistas y hacer una oposición todo lo exigente que haga falta al Gobierno del PP.
Una vez en la legislatura 2011-2015, y otra en el corto mandato del primer semestre de este año, dos senadores del PP me confesaron, en privado, que Areces era, a su juicio, el mejor senador de la Cámara alta. También me comentaron que Jesús Iglesias (IU) era un parlamentario excelente y sumamente trabajador, pero el ex dirigente de IU se reintegró ya a la sociedad civil, con una dignidad y normalidad propia de un alto cargo escandinavo.
En sus primeras declaraciones, Álvarez Areces manifestó que hay que buscar una salida justa para el Partido Socialista y para la gobernabilidad de España. Lo extraño es que a estas alturas, con el PSOE metido en un atolladero de muy difícil salida, la reflexión del político asturiano no se la están haciendo todos los militantes del partido. Hay un grupo amplio de afiliados que prefieren cerrar la puerta a Rajoy, aunque ello suponga para el PSOE la pérdida de diez o veinte diputados. Tampoco les preocupa prolongar la interinidad en las instituciones del Estado, aun a riesgo de ser penalizados por la Comisión Europea y de que los famosos mercados (prima de riesgo) discriminen a España. Quieren que vuelva Pedro Sánchez, que reactive los contactos con los nacionalistas catalanes (gente limpia, sin sombra de corrupción, como bien saben ustedes) y que salga el Sol por Antequera. Todo vale con tal de ver al PP en la oposición. Ahora ya conocemos todas las partes del ‘no a Rajoy’.