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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA IZQUIERDA EN EL DIVÁN

El juicio de las tarjetas ‘black’, con destacados ex cargos públicos del PP en el banquillo (Rodrigo Rato, Rodríguez Ponga, Romero de Tejada, Jesús Pedroche, Blesa, Rojo) y la vista oral del ‘caso Gürtel’, con el largo serial de Correa crucificando al partido del Gobierno (Crespo, Bárcenas, Nombela, Galeote, Sepúlveda, López Viejo, Sanchís, etc.), no ha creado tensiones en el Partido Popular. No se perciben movimientos internos ni tampoco hay excesiva preocupación en la cúpula del Gobierno y en Génova por el daño que pudieran provocar las revelaciones judiciales.

Desde el Ejecutivo no se ha lanzado ningún tema a la opinión pública para desviar la atención sobre ambos juicios. El PP está callado a la espera de ver cómo se resuelve la crisis socialista. Están preparados para gobernar en minoría y también lo están para ir a la campaña electoral si en el Comité Federal del PSOE triunfa la tesis de votar no a la investidura de Rajoy. En privado reconocen que este segundo escenario es el que más les favorece, pero les vale cualquiera de las dos opciones.

El partido de la derecha se mantiene estable y unido con Correa cantando, Rato en el banquillo y Rita en el grupo mixto. Sorprendente.

PSOE

La izquierda representa la cruz de la moneda. El gran partido de la izquierda española, el PSOE, atraviesa su peor crisis en la democracia. El Comité Federal, los comités autonómicos y las bases del partido están divididos.

El intento de Pedro Sánchez de tapar sus fracasos electorales con una campaña retórica contra el PP ha derivado en una disyuntiva artificial: permitir la investidura de Rajoy es sinónimo de política de derechas, mientras que el rechazo es garantía de izquierdas.

Esta asociación puede ser cierta si hacemos abstracción de la coyuntura, pero como enseñaron los clásicos del pensamiento político, hace cien años, para hacer política de izquierdas hay que hacer «análisis concreto de la situación concreta».

Tras 300 días de paralización institucional, con la gente pidiendo a gritos que haya gobierno, con requerimientos de la Comisión Europea, y con el PSOE debilitado como nunca, cerrar las puertas a la investidura de Rajoy supone ir a unas terceras elecciones, en las que el PP subirá como la espuma y el PSOE se hundirá hasta lograr un nuevo mínimo histórico, ubicándose como tercer partido del arco parlamentario.

A partir de ahí, al inicio de la nueva legislatura, los portavoces del ‘sanchismo’ podrán exponer a los militantes de base cuál es la nueva hoja de ruta para recuperar el gobierno para la izquierda.

Lo que más sorprende es el grado de alienación de los seguidores del líder dimisionario, incapaces de quitarse la venda de los ojos para ver la realidad: toda la campaña del no a Rajoy fue una jugada de Pedro Sánchez para mantenerse en el poder, y a punto estuvo de salirle bien, si llega a aprobar el Comité Federal su plan de primarias-exprés.

PODEMOS

La profunda crisis socialista beneficia fuertemente a Podemos que acaba de anunciar su política de puertas abiertas. Tras el batacazo del 26-J, donde se dejaron más de un millón de votos, la diosa fortuna llama a la puerta del partido de Pablo Iglesias, por segunda vez.

La primera fue al final de la anterior legislatura (13 de enero-3 de mayo de 2016), cuando Alberto Garzón decidió traspasar el patrimonio político de IU, labrado tras treinta años de aciertos y reveses, a una candidatura electoral hegemonizada por Podemos. Los flagrantes errores de Pablo Iglesias, en cuatro meses de actividad en las instituciones, quedaron amortiguados con el refuerzo de IU. Aun así nada pudo impedir el revés en las urnas.

El líder de Podemos es un tipo con ‘baraka’, porque la crisis socialista estalla cuando su organización estaba atravesada por la disputa en la cumbre entre los dos principales dirigentes, Iglesias y Errejón.

No debía ver las cosas muy claras Pablo Iglesias, cuando cambió el traje socialdemócrata de las elecciones de junio por un nuevo registro radical que recuerda el discurso con el que se presentó Podemos a las elecciones europeas de mayo de 2014.

Un giro que evoca la táctica de Pedro Sánchez para ganarse el favor de las bases: apelar a la retórica izquierdista.

El futuro dirá si la crisis socialista contribuye a acrecentar el peso político y electoral de Podemos. Sin duda, esa vía está abierta, pero depende de la dirección socialista, si tiene lucidez para rectificar de política y logra mantener la unidad de la organización. Y si las bases apoyan el giro hacia la racionalidad iniciado por Javier Fernández.

IU

IU vive un ‘impasse’ tras la mudanza realizada por Alberto Garzón. En principio el paso dado para fundirse en una coalición es irreversible. Otra cosa es que mantengan el discurso de organización independiente, algo que se compadece mal con la realidad de ser un partido sin grupo parlamentario.

En Asturias, IU vive una situación especial, como lo demuestra la sana competencia de cuatro candidatos al cargo de coordinador general. Para IU, Podemos es un rival en nuestra región. Hay más sintonía con el PSOE que con Podemos.

En conjunto, la izquierda está lista para tumbarse en el diván del analista.

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por JUAN NEIRA

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