Va a dar comienzo la sesión de investidura de Rajoy. Es la tercera vez en siete meses que se pone en funcionamiento el ceremonial institucional con la ronda de entrevistas del Jefe del Estado con los dirigentes de los partidos. Una secuencia que termina con la votación, a viva voz, de los miembros del Congreso de los Diputados. En las dos ocasiones anteriores –Sánchez en marzo y Rajoy en agosto- la Cámara rechazó el intento de ambos candidatos. Ahora todo está preparado para que termine felizmente. En la primera votación el PSOE se sumará al “no” de la oposición, y en la segunda se abstendrá. Ciudadanos votará a favor. Entre los tres grupos, PP, PSOE, Ciudadanos, tienen más del 70% de los diputados de la Cámara baja, así que el rechazo apenas superará el 27% de los escaños, sin embargo, tal parece que el Parlamento y el país están divididos en dos grupos de parecida dimensión.
Hay razones de peso que colaboran a extender esa sensación. El proceso para investir un presidente fue extraordinariamente largo, dando paso al escepticismo entre la opinión pública. El semáforo no se puso verde hasta última hora, en una sesión del Comité Federal con ribetes dramáticos. Para crear más zozobra, los diputados socialistas que forman parte del bando del rechazo quieren convertir la derrota en victoria, y piden que se les permita mantener el no; sugieren que les imite el grueso del grupo parlamentario con la excepción de 12 diputados que se abstendrían para permitir la investidura de Rajoy. Una tomadura de pelo en toda regla que hace caso omiso del mandato del Comité Federal, rompe la disciplina del partido y deja a la comisión gestora a los pies de los caballos, convertida en hazmerreír de todo el mundo, en el hipotético caso de que diera licencia a tan rocambolesco proceder. Y eso que tan ingeniosos parlamentarios se consideran parte del grupo de socialistas ortodoxos, dispuestos a mantener las esencias del partido. A partir de ahora los temas sometidos a votación se convertirán en cuestión de conciencia, y cada uno hará lo que le da la gana. ¡Viva el socialismo libertario!
El 27% de los escaños aparentan ser mayoría porque están distribuidos entre muchos grupos pequeños, cada uno con su correspondiente portavoz, y dando ruedas de prensa transmiten la imagen de una mayoría holgada. Ocurre lo mismo que con los extras en las películas de romanos: son cuatro, pero como no paran de dar vueltas, parecen un ejército.