El día de Todos los Santos sirve de puente para llegar a la festividad de los Difuntos. Cuando en España había un partido político, un canal de televisión y una religión oficial, jóvenes y mayores sabían que el día de Todos los Santos se refería a las almas purificadas que alcanzaban el cielo, mientras que la festividad de los difuntos estaba dedicada a las ánimas del purgatorio. Antes y ahora se visitan los cementerios, siguiendo la costumbre de honrar a los muertos que tanto dignifica a los vivos. Como estamos en una sociedad plural, influida por el sincretismo cultural, entramos en el fin de semana de Halloween, con bailes de disfraces, castillos encantados y cine de terror. Un carnaval de otoño en el que se dan la mano Eros y Tanatos. Días de fantasmas.

En esa atmósfera, Rajoy, desde el encantado palacio de la Moncloa, perfila la caligrafía del nuevo Gobierno. Soraya Sáenz de Santamaría es un fijo en la quiniela, como poderosa vicepresidenta, pero Rajoy se ha metido en el lío de hacer un hueco para Dolores de Cospedal, que merece un ministerio de fuste, por algo es la jefa de Génova. Rajoy siempre presumió de estar rodeado de mujeres, como hombre inteligente, así que sabrá resolver los problemas asociados a incompatibilidades personales y celos de poder. Para los que no creemos en géneros, sexos, currículos internacionales, ni dimensiones mediáticas, y sentimos admiración por las personalidades fuertes y las personas cultas y seguras, nos llega el rumor de la salida del Gobierno de García-Margallo, por el joven Moragas. Es como cambiar la mesa isabelina del Ministerio de Exteriores por un artefacto de madera de multinacional sueca. A ver qué ministro del PP se atreve ahora a ir a Barcelona para discutir sobre independencia con Oriol Junqueras, y es capaz de dejarlo en ridículo delante de toda la parroquia nacionalista.

Pese al morbo que suscita la alineación del nuevo gobierno, la atención prioritaria está puesta en Pedro Sánchez. ¿Dónde está? ¿Con quién comió? ¿Presentó la renuncia al escaño? ¿Va a votar “no” o no? La metamorfosis del exsecretario general del PSOE en fantasma. La inquietud y emoción de Halloween llega al Congreso de los Diputados. Ya no es un rival de carne y hueso para el grupo de Antonio Hernando, sino un ente que sobrevuela, como una amenaza, reuniones y conciliábulos obligando a hablar bajo, llevar los cristales del coche subidos y entrar por el garaje al Parlamento ¡Qué miedo!