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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LAS LIMITACIONES DEL PSOE

El PSOE está, nuevamente, en el centro de la escena política, tanto en España como en Asturias. En los dos casos su protagonismo deriva de la aprobación de los presupuestos –nacionales y regionales– de 2017.

La noticia de la semana estuvo en el amplio acuerdo político alcanzado por el Gobierno del PP con el grupo parlamentario socialista, cuyo fruto más visible es la subida del ocho por ciento en el salario mínimo interprofesional. Un dato que ha cogido desprevenido al resto de grupos, que han reaccionado de forma ridícula, tratando de minimizar la importancia del incremento salarial (el mayor en treinta años), anunciando que para 2018 o 2019 lograrán aumentos muy superiores. Digamos, desde ya, que si así fuera, la elevación del salario mínimo al umbral de los mil euros traería consigo una subida del paro, al quedar despedidos muchos trabajadores que van a verse beneficiados por el acuerdo del PP y del PSOE.

El pacto de los dos principales partidos se extiende a la operación de ajuste fiscal, exigida por la Comisión Europea, que se realizará sobre la base de la subida del Impuesto de Sociedades (eliminación de bonificaciones, como las concedidas a aquellas empresas que tuvieron bases imponibles negativas en anteriores ejercicios), el aumento de los impuestos al alcohol y al tabaco, y una tasa a las bebidas carbonatadas (refrescos). El plan se basa en una doble idea, reducir el desfase entre gastos e ingresos sin hacer recortes de gasto social ni tocar el IRPF y el IVA.

En líneas generales digamos que el pacto del PP y del PSOE descansa más en las empresas (incremento salarial, endurecimiento del Impuesto de Sociedades) que en los ciudadanos.

También se acordó el techo de gasto que abre la vía a la negociación de los presupuestos de 2017, así como el reparto de déficit, ampliando el margen de las comunidades autónomas, que en el caso de Asturias tendrán 23 millones de euros adicionales para gastar.

SANCHISTAS

En la primera etapa de la vuelta en coche de Pedro Sánchez por la geografía española, pidió ante sus seguidores que el grupo parlamentario socialista no pactara el techo de gasto. Nunca vi cosa igual. Una decisión casi tan técnica como política, que deriva de la recaudación fiscal, pasa a engrosar la lista de objetivos del Gobierno vetados por el ex líder socialista al incluirlo en el libro del ‘No es no’. ¿Quiere Pedro Sánchez un presupuesto más expansivo? ¿Más deuda? ¿Saltarse la operación de consolidación fiscal reclamada por Bruselas? Tras mirarse a los ojos con los dirigentes de Podemos, está en un proceso de transformación similar al sufrido por Alberto Garzón. El día que lleve la camisa por encima del pantalón habrá quedado homologado.

El entendimiento entre PP y PSOE debería llevar a un presupuesto pactado entre ambos grupos, pero los dirigentes socialistas temen la respuesta del bando ‘sanchista’. Sin que el Gobierno haya presentado ni un mínimo anticipo de sus cuentas, el presidente de la comisión gestora, Javier Fernández, ha declarado que van a rechazar los presupuestos. La dirección del partido y la del grupo parlamentario han dicho por adelantado que para esa tarea no cuenten con ellos.

Resulta chocante que gente tan experta cometa errores de bulto. La lógica indica que deberían esperar a conocer el proyecto del Gobierno para criticar las partidas y, en consecuencia, con esa postura anunciar el voto negativo. Con su forma de proceder dejan claro que rechazan cualquier proyecto presupuestario que lleve la firma del PP, sin entrar a valorar los beneficios que aporte a los españoles. El prejuicio se impone sobre la razón. Algo parecido sucede en nuestra región.

ASTURIAS

En Asturias, el Principado ha dado vueltas sin fin para evitar lo obvio: el acuerdo con el PP para sortear una segunda prórroga presupuestaria que dejaría en una situación difícil al Gobierno de Javier Fernández.

Primero fue el intento del tripartito de izquierdas, una alternativa que persiguen los socialistas desde el inicio de la legislatura sin que hayan logrado ningún acercamiento a Podemos. Ahora están en el invento de la triple abstención: aprobar los presupuestos con el exclusivo apoyo de los 14 diputados socialistas, la abstención del PP, IU y Ciudadanos, y el presumible voto negativo de Podemos y Foro. Una fórmula alambicada que requiere la complicidad del PP para una maniobra que esconde, precisamente, la aversión a una alianza con el PP. Me explico.

El Gobierno socialista puede aprobar los presupuestos con la mayoría absoluta de la Cámara a través de un pacto con el PP, sin apenas concesiones. Mercedes Fernández pide a gritos ese acuerdo presupuestario. Pues bien, Javier Fernández prefiere sacar adelante las cuentas con el único apoyo del 30% de los escaños (el grupo socialista), con tal de evitar la alianza con el PP. Lo más simpático es que le dicen al PP que prefieren la abstención, en vez de su apoyo explícito.

Con cualquier otro partido, una oferta así significaría la ruptura de las negociaciones, pero tratándose del PP asturiano puede pasar cualquier cosa. Los socialistas saben que en la madrileña calle Génova descartan dejar al presidente de la gestora sin presupuestos.

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por JUAN NEIRA

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