Primera visita de Íñigo de la Serna a Asturias. La llegada del ministro de Fomento estuvo precedida de un goteo de informaciones sobre la construcción de la variante de Pajares y la prolongación de la alta velocidad hasta Gijón, a cual más inquietante. Un día conocíamos que el muro de contención de la variante no podía resistir el desplazamiento de la ladera, otro día supimos de los contratos rescindidos con empresas que trabajaban en el proyecto ferroviario y, por si todo esto fuera poco, resulta que la tramitación de los trabajos de la alta velocidad de Lena a Oviedo quedó suspendida por la vía de retener la contestación a las alegaciones del proyecto. En resumen, la herencia de Ana Pastor, en la vertiente asturiana, es muy dura, pese a la disposición que mostraba la exministra a explicarse ante los medios.

De la Serna es joven, ingeniero y vecino de cornisa con vistas al mar, así que sabedor de nuestras desgracias propone como lenitivo la filosofía del Cholo: partido a partido. La ventilación en los túneles de la variante ya lo acaba de solucionar. La colocación de las vías lo resolverá en unas semanas. ¿Cómo? Sí o sí: o acepta la empresa o rescinde el contrato. En dos meses o tres pondrá plazo para el funcionamiento de la variante de Pajares. De los ministros de Fomento se espera que comprometan calendarios. En Asturias, esta norma la empezó a quebrar José Blanco, por boca de su secretario de Estado, Víctor Morlán, cuando se negó en redondo a dar plazos para el plan de vías de Gijón; lo justificó así: «No quiero causar frustración». Sin comentarios. El plazo que dé Íñigo de la Serna para el funcionamiento de la variante de Pajares marcará su compromiso con Asturias.

No da por descartado el proyecto multimillonario para llevar la alta velocidad de Lena a Oviedo, pero anuncia que hará rectificaciones sobre la actual vía para abaratar las actuaciones. Esto me recuerda cuando Catalá, secretario de Estado con Pastor, anunció una variante de Pajares ‘tuerta’ (un solo túnel) para no demorar el paso de los trenes. Ofreció una solución posibilista para el corto plazo sin renunciar al proyecto del siglo XXI para más tarde. El problema es cuando el corto plazo se convierte en largo plazo: Catalá habló en 2013 y casi seguro que hasta 2018 no estará terminada. Sobre el plan de vías de Gijón, De la Serna espera a hablar con Carmen Moriyón. Seamos corteses: tres meses de gracia hasta que anuncie el plazo para la variante.