Concentración socialista en Madrid para conmemorar el 91 aniversario de la muerte de Pablo Iglesias, fundador del PSOE y UGT. En el acto intervino Javier Fernández, principal responsable del partido como presidente de la comisión gestora. El líder socialista reconoció que la organización no pasaba por su mejor momento, pero aseguró que a corto o medio plazo cambiará la perspectiva. Advirtió que su trabajo requiere de tiempo si se quiere que lo haga bien. Un aviso para los seguidores de Pedro Sánchez que están dispuestos a celebrar el congreso dentro de dos o tres semanas, pese a ser los primeros en aplazarlo cuando los barones autonómicos querían celebrarlo en el primer trimestre del año que ahora cuando tocaba. Esto de las prisas va por barrios. Javier Fernández volvió a manifestar que toca debatir sobre el proyecto político y, luego, ya se hablará de candidaturas. El dirigente asturiano señaló que el congreso se celebrará antes del verano.
En el acto, una mujer se tiró como espontánea al ruedo para gritar “nos habéis vendido”. Símbolo de la resistencia “sanchista” ante la mayoría del comité federal que eligió a la gestora. Si el tándem, Sánchez-Luena, hubiera seguido al frente del PSOE estaríamos en uno de estos dos escenarios: en plena campaña en pos de las terceras elecciones generales consecutivas en un año (récord mundial), o asistiendo al inicio de un mandato de Pedro Sánchez respaldado por una mayoría parlamentaria integrada por PSOE, Podemos, ERC, PNV, “confluencias” y Partido Demócrata Catalán, y la abstención de Bildu. Si la primera opción es mala, la segunda sería pésima, al entrar en una dinámica política que pondría en riesgo el sistema constitucional y la unidad de España. A los que evitaron esa carrera hacia el abismo, la espontánea les acusa de haber vendido el partido.