Penúltima ronda de negociaciones. La consejera de Hacienda se entrevistó con la presidenta del PP y con los dirigentes de IU y Ciudadanos. Puestos a señalar diferencias diremos que la reunión con el PP fue “tête à tête”, Dolores Carcedo-Mercedes Fernández, mientras que los encuentros con IU y Ciudadanos fueron grupales. Sólo el formato PSOE-PP es apto para confidencias.
Los diputados de Ciudadanos están felices al haber encontrado un cauce para negociar una materia de indudable importancia (los presupuestos), así que su abstención está asegurada. Por la vía de las enmiendas parciales escenificarán que arrancan concesiones al Principado. Para los despistados, diremos que la abstención sustituye en esta ocasión al voto afirmativo, dado que Javier Fernández no está en condiciones de pedir el sí para el proyecto de presupuestos a los grupos de centroderecha, para evitar la crítica de los seguidores de Pedro Sánchez. Peajes que hay que pagar por desempeñar dos cargos a la vez (presidente de Gobierno y presidente de la comisión gestora). Los diputados de IU tampoco pueden dar el sí al proyecto, ya que concitarían el rechazo del centroderecha, y el Gobierno no superaría la votación del pleno de la Cámara.
El PP tiene concentrada toda la atención sobre el Impuesto de Sucesiones y Donaciones. Exigen que se elimine de la dieta asturiana. Como el proyecto de cuentas ya está registrado no se pueden alterar los ingresos, porque estaríamos hablando de otro presupuesto. Sin embargo, Cherines, con larga experiencia parlamentaria, lo niega. Eliminarlo o mantenerlo es cuestión de voluntad política. IU no quiere que Hacienda pierda ingresos y se niega a retocar más el citado tributo (ya se elevó el mínimo exento de 150.000 euros a 200.000). El punto crítico de la negociación, que hoy finaliza, está en contentar a los dos grupos a la vez. Aquí y ahora lo que está en juego no es la suerte de los presupuestos, sino salvar la imagen de PP e IU ante sus propias clientelas. A IU le basta con la situación actual, pero Cherines necesita algo más, y el problema está en que ese algo más por la derecha desviste a la izquierda. La solución pasa por anexar a las cuentas una cláusula de obligado cumplimiento para 2018, para que el PP pueda decir que “gracias a nosotros…”. Palabras vacías para envolver la abstención. Se me olvidaba, este fin de semana, Rajoy y Javier Fernández pactaron los límites de la reforma constitucional.