Sorpresa de última hora: la coordinadora de IU, máximo órgano de la formación política, tumbó la propuesta de Gaspar Llamazares de abstenerse ante el proyecto presupuestario. Choque entre la dirección del partido y el grupo parlamentario, que erosiona la credibilidad del último. En política cabe razonar en sentidos diferentes y, a veces, opuestos; tanto los partidarios de rechazar las cuentas de Javier Fernández, como los que propugnaban la abstención, pueden tirar de argumentario. Sin entrar en el fondo de la estrategia política, lo que llama la atención fue la táctica seguida por el grupo parlamentario en la negociación. Tras producirse el cisma en el Comité Federal del PSOE, y tomar las riendas del partido la comisión gestora, presidida por Javier Fernández, Gaspar Llamazares dio por finiquitado el pacto de investidura y escenificó el distanciamiento con el presidente del Principado. Luego, sin solución de continuidad, el grupo parlamentario siguió con la negociación sobre la reforma fiscal, que finalmente desembocó en el acuerdo para cooperar en la aprobación de los presupuestos, bajo la original forma de la abstención.
Hace un par de meses, IU exigía nuevos impuestos medioambientales, pero al final se conformó con que se redujera el llamado ‘error de salto’, en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones. ¿Los dirigentes y militantes de IU sólo discrepan con el proyecto de Javier Fernández en la cuestión, más técnica que política, de evitar el error de salto? Es evidente que no. En política, poner públicamente determinadas condiciones para firmar un pacto, y llegar al acuerdo dejando la mayoría de las exigencias orilladas, implica exponerse a la crítica, tanto en las instituciones, como en el propio partido. Eso es lo que ocurrió.
La estrategia socialista de sacar adelante las cuentas por el método de propiciar la triple abstención de PP, IU y Ciudadanos se viene abajo. IU se pasa al bando del no. La suma de los diputados de Podemos, IU y Foro supera los escaños del PSOE. Ya no se pueden aprobar las cuentas con la abstención de los aliados. Hace falta que se definan explícitamente a favor del proyecto socialista y voten sí a los presupuestos. Sólo está en manos del PP dar ese apoyo. El plan de Javier Fernández de evitar la reedición del pacto bipartidista se viene abajo. Sólo caben dos opciones: acuerdo con el PP o prórroga. Cherines está mentalizada para hacer el papel de comodín.