Tras múltiples escarceos, maniobras, fintas, cálculos aritméticos y poses de salón, Mercedes Fernández sale al rescate del presupuesto socialista, al igual que hizo en 2015. Una vez que se vino abajo la estrategia abstencionista (el plan socialista pasaba por la abstención del PP, IU y Ciudadanos), con el revés sufrido por Gaspar Llamazares en la reunión de la dirección regional de IU, el grupo parlamentario socialista y el Gobierno reactivaron los contactos para encontrar un plan de recambio. Al modificarse las circunstancias, se alteró el sentido del voto. Mercedes Fernández se olvidó de la abstención y dio el apoyo explícito al Ejecutivo de Javier Fernández, “porque lo necesita Asturias”. Nada de politiquería, ni de ventajismo tratando de sacar provecho de una coyuntura delicada para el PSOE. La lideresa popular dice que lo hace por los intereses generales de la comunidad autónoma. Para que no haya malos entendidos aclara que tuvo informada a la dirección nacional del PP. Claro que sí.
Nicanor García y sus compañeros pasaron de la abstención al sí, para acabar a medio camino entre el rechazo y la abstención. ¿Cómo se entiende esto? La verdad es que es complicado. Inicialmente presentaron su disponibilidad al acuerdo, pero el Gobierno estaba todavía en la fase de proclamar la unidad de la izquierda, y no les hizo caso. Fracasada la alianza de las izquierdas, Ciudadanos encajó como pieza útil en la estrategia abstencionista pilotada por el presidente del Gobierno. Y los diputados de Ciudadanos se sintieron cómodos en la abstención. Ante el cambio de IU, los socialistas les pidieron un esfuerzo para que dieran el sí al proyecto, y en ese momento midieron mal sus fuerzas y plantearon una serie de demandas, sin saber que ya estaba pedaleando el tándem de la mayoría absoluta, PSOE-PP. Sin darse cuenta pasaron a ser, nuevamente, un pequeño grupo prescindible, que se abstendrá ante algunas enmiendas a la totalidad de los presupuestos y rechazará otras. Año y medio en el Parlamento y todavía no acabaron el periodo de formación.
No se puede entender el desenlace del debate de los presupuestos sin tener en cuenta la deuda política que tiene Mariano Rajoy con Javier Fernández. Desde estas líneas hemos dicho muchas veces que sería un contrasentido que Cherines tumbara el presupuesto del presidente de la comisión gestora. Aunque haya mucho descreído, la política tiene una lógica. Quedó claro.