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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LAS RAREZAS DEL DEBATE PRESUPUESTARIO

La negociación y aprobación de los presupuestos constituyen un test sobre la clase política asturiana. Como se trata, prácticamente, de la única tarea compleja que realizan nuestros diputados en todo el año, la labor cada vez se aborda antes.

En el mes de julio, iniciaron un diálogo, PSOE, Podemos e IU, sobre la reforma fiscal, que al final fue una manera como otra cualquiera de negociar los impuestos del proyecto presupuestario. Cuando Podemos protestó por la supuesta encerrona, ya era tarde. Los portavoces de PSOE e IU afirmaron que estaba claro desde el principio que estaban hablando de presupuestos.

Se mantiene la opacidad sobre todo el proceso. Igual da que la Junta General del Principado esté ocupada por los grupos de la vieja política o que en la Cámara se hayan infiltrado los representantes de la nueva política. Con unos o con otros, las partidas presupuestarias brotan con la oscuridad. Como los champiñones.

La ausencia de luz hace que las propuestas se vean borrosas, apenas se distingue su perfil. ¿De qué hablaron tantos meses? Es un misterio. Lo que se conoce no da para ocupar tantas horas de negociación, así que queda la sospecha sobre una hipotética tomadura de pelo colectiva. Ya saben: «Estamos reunidos».

Viejos socios

En teoría, seis partidos pueden acordar varias alternativas parlamentarias que tendrían el apoyo de la Cámara, pero en la práctica, la única fiable es la que ocurre cuando unen sus escaños el PSOE y el PP. Siempre fue así.

Unas veces de manera diáfana y otras de forma solapada. PSOE y PP aprobaron los presupuestos de 2015, cuando IU y UPyD habían abandonado a Javier Fernández y las elecciones autonómicas estaban a cinco meses; una fecha demasiado cercana a las urnas como para que un partido de oposición de derechas bendiga las cuentas de su oponente de izquierdas. Lo mismo acaba ahora de suceder. Mercedes Fernández evita que el Gobierno socialista tenga que prorrogar por segunda vez consecutiva los presupuestos. Una situación que le llevaría tarde o temprano a tener que presentar en el Parlamento la cuestión de confianza. Cherines tiene vocación de ángel custodio.

Si miramos hacia atrás, PSOE y PP también mancomunaron sus fuerzas para tumbar el presupuesto del Gobierno de Cascos, lo que llevó a las elecciones anticipadas de marzo de 2012, que devolvieron el poder a los socialistas.

Hubo ententes solapadas, como las que se formaban en los años ochenta del siglo pasado, con Rozada al frente de la extinta Alianza Popular: unos aparentaban que gobernaban y los otros hacían como que se oponían.

Seamos ecuánimes. En la ruleta rusa de la política nacional hay potenciales alianzas mucho más deletéreas para los intereses generales que la entente PSOE-PP.

Sucesiones

Una negociación tan larga y opaca provoca resultados extraños. No es sencillo de entender cómo la estrella del debate presupuestario fue el Impuesto sobre Sucesiones, tanto por el flanco de la izquierda como por el de la derecha. Ya sé que hay cinco renuncias de herencias al día, en Asturias, por lo oneroso que resulta el pago de ese impuesto. También soy consciente de que sigue en vigor el ‘error de salto’, que trae unas consecuencias tan irracionales como que los individuos que heredan 150.000 euros paguen cero, y nada más superar esa cifra pasen ya a pagar 18.000 euros.

No obstante, como el Gobierno socialista está a favor de corregir esa anomalía, la discusión se centró sobre la elevación del mínimo exento (150.000 euros). IU no quería elevarlo; Podemos proponía situarlo en 200.000 euros y el PP negoció su subida hasta los 300.000.

Apoyos y rechazos al proyecto de presupuestos se guiaron por el límite del mínimo exento en el Impuesto de Sucesiones. No es muy normal. Cuando la izquierda quiere recaudar más eleva el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, y cuando quiere gravar a los ricos, se fija en el Impuesto de Patrimonio. Cuando la derecha defiende los intereses de las familias pudientes, baja el IRPF. Los cambios en Patrimonio o Sucesiones y Donaciones van en segundo lugar. Está muy bien elevar el mínimo exento de Sucesiones, pero no puede ser la estrella del debate presupuestario. A ver si tenemos un poco de sentido común.

Tanto centrarse en los impuestos, el gasto público quedó fuera de la negociación. Hay centenares de enmiendas parciales sobre el gasto, pero el próximo viernes irán la mayoría a la papelera sin mayor consideración. Lo importante es debatir públicamente sobre algunos asuntos, porque en caso de no retocar los gastos, redimensionando el sector público, el endeudamiento seguirá creciendo y no habrá dinero para reducir las listas de espera o financiar la Dependencia.

La adhesión de Mercedes Fernández al presupuesto de Javier Fernández reabre las heridas con Foro. Desde la tribuna parlamentaria, Cristina Coto habló de intercambio de favores entre PSOE y PP, y señaló que la dulcificación del Impuesto de Sucesiones no pone fin al infierno fiscal asturiano.

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por JUAN NEIRA

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