La reunión del Comité Federal estuvo precedida por la cita de los ‘sanchistas’ asturianos en Gijón. El sector crítico se mueve en función del programa de los oficialistas. El calendario propuesto por la comisión gestora les ha quitado argumentos; nadie puede decir que la dirección del partido retrasa el congreso por fijarlo un mes más tarde de lo que le gustaría a Pedro Sánchez. Pese a los deseos de los oficialistas no habrá tiempo para realizar una auténtica integración. Los socialistas están abocados a un congreso de confrontación que dejará dividido al partido si hay equilibrio de fuerzas. Si un bando gana por goleada, la integración se hará por la disolución o descomposición del bando perdedor. La batalla del congreso federal tendrá una segunda parte en los congresos regionales.
Si alguna organización tiene asegurado que la batalla se prolongará en clave regional, es la asturiana. El oficialismo, liderado por Javier Fernández, está obligado a mantener la hegemonía en la región, sea cual sea el resultado del cónclave estatal. Los ‘sanchistas’ han roto los puentes con el sector mayoritario, pese a que los principales dirigentes estaban muy vinculados al secretario general de la FSA; encabezan un grupo amplio y no tienen otra salida que presentar una alternativa al núcleo que tiene el poder en la FSA. El resultado de ese enfrentamiento puede afectar a la estabilidad del Principado si ganan los críticos.
La cita gijonesa es interpretada por los oficialistas como un acto pensado para el congreso de la FSA. Se equivocan. La convocatoria se realizó en vísperas del comité federal para influir en él, aunque no es eso lo más relevante. Para entender la estrategia a llevar a cabo hay que ver la disputa como un todo, de tal manera que el resultado federal condicionará totalmente los congresos regionales. Si los ‘sanchistas’ quieren cambiar la FSA «de arriba abajo», como han dicho, deben sacar el mejor resultado posible en el congreso de junio. Pensar en clave exclusivamente regional sería un error de bulto. La pelea asturiana será especialmente intensa por dos razones: el papel de Javier Fernández como presidente de la comisión gestora y el hecho de que los líderes de ambos bandos formaban una piña hasta que apareció Pedro Sánchez en escena. Como ésta no es una historia de ángeles puros, imagino que el aparato del partido, en Madrid y en Oviedo, jugará algunas bazas que hasta ahora guarda con celo.