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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA CUMBRE DEL PLAN DE VÍAS

La expectación política del fin de semana estaba en el Ayuntamiento de Gijón, con la cumbre relámpago sobre el plan de vías que organizó el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. Hay que hacer todo un reconocimiento al ministro que tras pasar la noche del jueves al viernes sin acostarse (producto del colapso de las autovías por la nieve, según declaró tras el Consejo de Ministros), tuvo arrestos para venir a solucionar un problema que lleva diez años enquistado.

Programa matinal de trabajo: nueve de la mañana, reunión de camaradería con dirigentes regionales y locales del PP, auxiliada por cafés y bollos. Diez de la mañana, entrevista discreta y sin fotógrafos en el Ayuntamiento de Gijón con la alcaldesa, Carmen Moriyón y Fernando Couto, concejal de Urbanismo. Once de la mañana, reunión tripartita con Principado (consejera de Fomento, Belén Fernández) y Ayuntamiento (Moriyón y Couto).

DESAFÍO

El desafío consistía en dar una solución consensuada al sudoku del plan de vías en poco más de dos horas. Un reto solo apto para valientes. ¿Lo lograría el nuevo titular de Fomento?

Las declaraciones en rueda de prensa de Íñigo de la Serna, Belén Fernández y Fernando Couto, tras terminar la doble sesión de trabajo, transmitieron la impresión de un resultado plenamente positivo. Ministro: «Estamos aquí para hacer algo serio y sólido en la parte financiera del plan de vías». Consejera: «El Principado participa como el que más en la financiación del mismo». Concejal: «Estamos satisfechos con el compromiso de sacar adelante el proyecto». Ni una crítica de una Administración a otra. Milagro, lo que llevaba una década paralizado comienza a caminar.

Será por la edad, la tendencia congénita al escepticismo o el gusto por la mirada excéntrica, el caso es que reparé en tres cosas que no encajaban en la satisfacción general. La primera era la ausencia de Carmen Moriyón de la rueda de prensa, siendo como es, por razones de su cargo, la más interesada en comunicar buenas noticias sobre el plan de vías. La segunda fue el largo exordio de Belén Fernández sobre la necesidad de trasladar otra vez la estación intermodal a Moreda, para no perder otros nueve años y lograr «la centralidad» (sic). La tercera fue la total ausencia de cifras. Ninguno de los tres políticos dio una fecha, un plazo, una cifra inversora. Ni los dos ingenieros ni la señora licenciada en Derecho fueron capaces de introducir un número. Hablaron de un proyecto sin cifras, que es lo mismo que decir sin compromisos. Seamos lúcidos, tantas vaguedades encadenadas solo tenían como objetivo ocultar el disenso entre los tres.

DISENSO

No había condiciones para el acuerdo, porque las tres partes llegaron a la reunión con distintas orientaciones. Carmen Moriyón aborda el plan de vías desde la perspectiva del que lo sufre: el túnel abandonado, el solar de las plusvalías convertido en ‘solarón’ para ferias, y la ciudad abierta en dos. Para Moriyón el plan de vías es una herida.

Belén Fernández ve a Gijón como territorio hostil, calificación provisional hasta que su partido recupere la Alcaldía. Piensa como Bilardo, el mítico entrenador de fútbol argentino: «al enemigo ni agua». No son palabras, son hechos. Cuando hubo que adecentar ‘el solarón’, un proyecto tan humilde como ahuyentar ratas y hacer crecer el césped, el Principado no puso un euro. Solo el Ayuntamiento de Gijón pagó la factura. Recuperar el proyecto de Moreda es una bofetada para los gijoneses y una apuesta por la pérdida de tiempo. Lo dijo con voz cambiada en la rueda de prensa, el proyecto estará probablemente atascado «por bastante tiempo». Claro que sí, consejera.

Para Íñigo de la Serna, el plan de vías de Gijón es uno más de los proyectos ferroviarios en ciudades de España. Es ministro de todos, no solo de los asturianos. Vino sin prejuicios, como si el debate no estuviese viciado, como si en la ciudad no se hubiesen derribado todas las estaciones para hacer emerger un apeadero con nombre de estación provisional. Como si Gijón no tuviese una flamante depuradora sin estrenar que no procesa basura amarilla, como si Gijón no viese en la línea del horizonte los depósitos de una magnífica regasificadora (380 millones de euros de inversión) que está sin desprecintar (por cierto, Mariano Marín, portavoz municipal del PP, y un excelente tipo que transita por la política sin sacar el colmillo, propone buscarle algún uso alternativo a la regasificadora; me gustaría participar en el concurso de ideas), como si Gijón no padeciese la falta de una estación de autobuses, como si Gijón no tuviese el túnel más absurdo del mundo, como si a Gijón no le hubieran atracado los piratas la autopista del mar.

El ministro habló con cautela, de distintas maneras lanzó el mismo mensaje: «no meterse en créditos y refinanciaciones sin ver la luz del túnel». Traducción: quiere volver a sacar a subasta los solares, cambiando de vendedores y con el terreno más troceado. Una vez que entre ‘cash’ en Gijón al Norte será el momento de complementar algo con la caja de las administraciones. Mientras tanto, lenitivos para la salud.

La ‘Y’ asturiana no es la ‘Y vasca’, ni Gijón es Santander. Ni el plan de vías de Gijón es el soterramiento ferroviario de Vigo o de Logroño. Mira por donde, sin complejos identitarios, vamos dotándonos de rasgos diferenciales.

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por JUAN NEIRA

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