La Audiencia Provincial ha condenado a Antonio de Luis Solar a inhabilitación para cargo público durante un periodo de siete años por entender que cometió un delito de prevaricación administrativa al haber avalado a la empresa Zaferco XXI en la operación de compra de 14 parquímetros que se iban a instalar en Pravia. La operación se elevaba a los 79.000 euros y De Luis Solar era, a la sazón, alcalde de Pravia. La Audiencia Provincial anula la sentencia absolutorio dictada por el Juzgado de lo Penal nº 1 de Avilés, que entendía que el aval era una decisión particular y para hablar de prevaricación tenía que existir un acto administrativo del Ayuntamiento, circunstancia que no se daba en este caso. La decisión de la Audiencia se basa en el razonamiento contrario, al asegurar que el banco que concede el crédito no pide pruebas de solvencia porque para todo el mundo está claro que avalista es el Ayuntamiento. El proceso judicial se inició a instancias del PP, Foro y Manos Limpias.
De Luis Solar no podrá ocupar ningún cargo público ni ser candidato al mismo durante un periodo de siete años. Más políticos asturianos han conocido esa misma condena. Salvo que medien circunstancias muy especiales, los políticos inhabilitados durante un periodo tan largo dejan de estar en el debate público y emprenden un difícil retorno hacia la sociedad civil. Sólo los políticos que son funcionarios de profesión tienen asegurado un aterrizaje suave entre la gente de la calle. El resto, al perder la representación institucional pasan directamente a la lista del paro, a no ser que cuenten con algún patrimonio o les devuelvan favores. La imagen que tenía De Luis Solar para cualquier observador de la vida pública era la de una persona sencilla y accesible, ajeno a las declaraciones altisonantes, y entregado en cuerpo y alma al trabajo. Desde 2003 ejercía de alcalde, renovando el cargo otras tres veces (2007, 2011, 2015), las tres por mayoría absoluta. No era un alcalde más del PSOE, prueba de ello es que lo eligieran para presidir la Federación Asturiana de Concejos.
Cuando estalló el “caso de los parquímetros” dijo que había cometido un error, pero no un delito. Para decirlo de una forma más clara, añadió: “metí la pata, pero no metí la mano”. Hace treinta años, la gestión de los parquímetros no derivaría en causa judicial, pero los tiempos cambian que es una barbaridad, como bien dijo Don Hilarión en la Verbena de la Paloma.