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Juan Neira

LARGO DE CAFE

DOS TIPOS DE FAMILIA

Fin de semana marcado por los congresos del primer y tercer partido parlamentario (PP y Podemos). Dos eventos de la misma naturaleza pero con argumentos muy distintos.
Rajoy, jefe omnímodo de su partido, como antes lo fue Aznar, decidió que este fuera el congreso de la continuidad. No quiere conflictos, ni embrollos ni votaciones reñidas. La renovación de su mandato está fuera de discusión. Para aquellos que les extrañe el apoyo interno del que goza Rajoy habrá que recordarles que viene de ganar dos elecciones generales en el último año. ¿Si Pedro Sánchez o Pablo Iglesias hubieran triunfado en esos dos comicios alguien cuestionaría la conveniencia de su liderazgo? El último barómetro del CIS, publicado esta semana, le daba al PP más de diez puntos de diferencia sobre el siguiente partido.
Como todos los líderes con amplio margen de disposición, Rajoy analiza la coyuntura política desde su propia huella biográfica: con 61 años de edad y un lustro en la Presidencia, los cambios en el PP los deja para su sucesor.
Podemos inició su Asamblea (no les gusta el nombre de congreso, prefieren una denominación que evoque las reuniones de barrio) entre grandes interrogantes. Llegaron confundidos a la cita de Vistalegre y piden un desiderátum: salir unidos.
La lógica discusión sobre la estrategia a seguir desembocó en un bronco pulso por el poder entre los dos máximos dirigentes, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, antes íntimos amigos y cofundadores del invento.
Llama poderosamente la atención que no haya tomado la iniciativa un grupo de dirigentes o de organizaciones para interponerse entre los dos gallos de pelea y pactar unas normas mínimas de convivencia. Demasiado tarde. El congreso nació arruinado y los daños para el postcongreso están asegurados.
DEMOCRACIA INTERNA
Rajoy hizo mal en no introducir en el congreso las cuestiones que tiene pendiente el PP. Hay cosas que no se pueden aplazar y otras que no se deben postergar. Entre las primeras está la asunción de las elecciones primarias como forma de elegir los cargos en el partido o un régimen estricto de incompatibilidades sobre acumulación de responsabilidades institucionales y orgánicas.
Sobre este último asunto fue muy revelador lo que ocurrió al inicio del congreso cuando se sometió a discusión la llamada “enmienda antiCospedal”. En un abrir y cerrar de ojos los que moderaban la mesa dijeron que había sido rechazada la enmienda, sin que nadie hubiera podido contabilizar los votos. Luego, se dieron datos concretos: fue rechazada por 25 votos, entre los rumores, el malestar de los compromisarios y un par de dimisiones. Conclusión: hay amplios sectores del partido que tienen cuentas pendientes con la secretaria general, pero lo más importante es el deseo de las bases de dotarse de pautas de funcionamiento menos oligárquicas.
Las elecciones primarias dan a los afiliados el poder de decisión que antes tenían transferido a los compromisarios, como si fuesen sujetos menores de edad. Las primarias son una realidad en el arco parlamentario y el PP es la única excepción. El pacto para impedir que Cristina Cifuentes planteara ante el plenario la necesidad de dotarse de ese mecanismo electivo cierra en falso el debate. La democracia interna es la asignatura pendiente del PP que está relacionada con el principal defecto de su práctica de gobierno: la corrupción.
TEATRO
El congreso (Asamblea) de Podemos ya se celebró. Estamos pendientes del resultado final que lo ofrece una empresa en diferido. Me explico. Toda la secuencia del sábado y domingo, con la defensa de las ponencias y de las candidaturas, llega tarde, porque la mayoría de los que van a votar ya lo hicieron a través de sus “smartphone” en los días previos a la Asamblea. Las intervenciones ante el plenario no tienen ninguna transcendencia, porque el partido de fútbol ya se jugó y sólo falta que los árbitros comuniquen el resultado. Una empresa independiente que controla el formato digital de votación nos dirá lo que pasó en el congreso.
El drama de Vistalegre 2, con sus tardías llamadas a la unidad, no pasa de ser una representación teatral que emociona a los 10.000 militantes congregados, pero no tendrá ninguna influencia en el curso de los acontecimientos. La intervención más importante para el resultado del congreso la realizó Pablo Iglesias, hace días, para influir en las votaciones, al anunciar que dejaría todo, hasta el escaño, si no se imponía en el escrutinio de los votos. Un chantaje que ya había utilizado en la anterior cita de Vistalegre.
El secretario general transgrede las más elementales normas del debate democrático, como cuando se refiere a sus adversarios, como la “alternativa de Errejón y Tania Suárez”. El tribuno Iglesias ignora el mandato de los lores ingleses: jamás escupir sobre lo que se amó.
Ahora que gobierna y no hay dudas sobre el liderazgo, el PP perdió la ocasión de plantearse los dos grandes asuntos que tiene ante sí: la corrupción convertida en pandemia del partido, y la progresiva y acelerada desaparición del PP en Cataluña y País Vasco, que hace imposible la formulación de un discurso nacional integrador. Ver a la “vice” de compras por Barcelona es como rememorar el baño de Fraga en Palomares.

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por JUAN NEIRA

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