La comisión gestora del PSOE llamó a capítulo a los representantes de los tres precandidatos (Patxi López, Pedro Sánchez y Susana Díaz) para unificar criterios en materia de ingresos y gastos de la campaña electoral de las primarias. Al parecer, Pedro Sánchez se saltó la ortodoxia al recurrir a la financiación popular, pidiendo a los simpatizantes que hagan aportaciones dinerarias que presentan como micro-mecenazgos. De esa manera se hicieron ya con 83.000 euros. La comisión gestora no aprueba la forma de actuar por libre. Como estamos a dos meses de las primarias, los “sanchistas” devuelven las críticas de la oficialidad disparando con bala contra Susana Díaz, acusándola de hacer la campaña a golpe de corneta y gastos pagados.
El método del mecenazgo popular lo puso en práctica Podemos cuando participó en la primera campaña electoral. Es una fórmula que funciona cuando la gente se identifica con el producto. En el caso de la política -que de eso hablamos-, la credibilidad del líder y el interés por el objetivo que se marca son esenciales. En 2014 y primeros meses de 2015, Pablo Iglesias y su marca cotizaban muy alto, ya que personas de izquierda, y también de derechas, creían en su mensaje de honradez y defensa de los intereses populares. Es muy probable que vuelvan a insistir en la fórmula de la financiación popular, pero dudo que la respuesta del público sea tan solidaria. Para Podemos ya no será una cuestión de supervivencia, ya que su peso en las instituciones le aporta importantes réditos económicos. A menor escala, el perfil de Pedro Sánchez también es susceptible de concitar simpatías populares. Se ha labrado un falso relato de héroe que funciona: luchador militante contra la derecha, fue defenestrado por la conjura de los líderes autonómicos que querían investir a Rajoy; desde entonces, se ha entregado a la labor de rescatar al PSOE de las garras del consenso con el PP. Todo lo que le ocurrió a Pedro Sánchez tiene mucho más que ver con su afán desmedido de poder que con su supuesto izquierdismo, pero el cliché funciona, y vende la mercancía.
Dicho lo anterior, no entiendo cómo la gestora se mete en ese berenjenal de controlar los ingresos. Aquí lo que hay que controlar es el censo electoral para impedir afiliaciones en masa, como aquellas “operaciones jaula” que montaba el Soma en Oviedo cuando quería hacerse con el control de la AMSO por el método de domiciliar a 25 militantes en el mismo piso de la calle Uría.