Los acuerdos del Gobierno socialista y el PP sobre el Impuesto de Sucesiones, buscando darle un trato más benévolo a las empresas familiares para preservar negocios y puestos de trabajo, son considerados por Gaspar Llamazares como un ejemplo de oscurantismo. El portavoz parlamentario de IU deplora la negociación entre bambalinas del Ejecutivo de Javier Fernández con el principal de la oposición y considera que va en contra de la política que siempre mantuvo el presidente asturiano, reacio a las bajadas de impuestos porque debilitan la postura de Asturias en la negociación autonómica. Llamazares cree que se pierde fuerza moral para pedir un trozo más grande de la tarta del Estado cuando se apuesta por infrafinanciar los servicios públicos. La misma argumentación desplegó Emilio León, al criticar a los socialistas de unirse al modelo fiscal del PP. Para los dos portavoces de izquierda la bajada de impuestos de los socialistas favorecerá a comunidades autónomas, como Madrid, que tienen una posición diametralmente opuesta a la de Asturias.
Vamos por partes. La crítica de Gaspar Llamazares tiene una motivación evidente, el PSOE tira de IU para quedar arropado en el acuerdo sobre infraestructuras, y se olvida de su socio natural para echarse en brazos de su principal rival (PP) cuando toca acordar la política fiscal. El oscurantismo de los socialistas en las negociaciones viene de muy lejos. Desde el inicio de la etapa autonómica se sintieron el partido del Gobierno en Asturias (en la primera legislatura autonómica contaban con 26 diputados, un récord que se mantiene treinta y cuatro años después) y mantuvieron un gran hermetismo en todas las cosas relacionadas con el poder. IU lo sabe mejor que ningún otro partido porque compartió tareas de gobierno con el PSOE y tuvo que ver cómo el consejero de Hacienda no le suministraba todos los datos del proyecto presupuestario, pese a ser socios en el Ejecutivo de coalición.
En la materia que se trata (Impuesto de Sucesiones), el Gobierno no tiene otro remedio que rematar el acuerdo suscrito en la negociación presupuestaria con el PP, aunque si fuera un poco más abierto (quiero evitar la palabra sectario) informaría a IU, que es el único partido con el que tiene una sintonía natural en la Cámara. Ahora bien, la reflexión de Emilio León y Gaspar Llamazares sobre la financiación autonómica es totalmente pertinente: no podemos pedir más, cuando vamos a poner menos. Vaya contradicción.