Susana Díaz ha inaugurado su carrera hacia las primarias del PSOE con el acto público más masivo que han realizado los socialistas desde las elecciones generales del 26 de junio. En el recinto ferial Ifema (Madrid) hubo que habilitar un pabellón anexo para acomodar a 2.000 personas que se habían quedado fuera. La puesta en escena estuvo muy cuidada, con la precandidata escoltada por los dos ex presidentes, González y Zapatero, así como Rubalcaba, Guerra, barones autonómicos y una pléyade de notables de los tiempos en que el PSOE era un partido poderoso.
El discurso de la lideresa, tan largo como preparado, fue un continuo martillear sobre los puntos flojos de Pedro Sánchez, pero sin nombrarle. La lideresa quiere un partido sin odio (en contraposición implícita a la aversión de Sánchez a los rivales, con su famoso “no es no”) para volver a ganar (al contrario que Sánchez que perdió las dos veces que se presentó), y que gobierne desde la victoria (Sánchez pretendió ser aupado presidente desde la derrota, a través de una alianza con Ciudadanos, y en la segunda ocasión mediante un acuerdo con Podemos, los nacionalistas y todo el que se cruzara en su camino, con la excepción del PP); también apeló a la necesidad de contar con un partido autónomo que no se entregue o imite a otros (la alusión a Podemos es evidente). La precandidata sevillana aún tuvo tiempo de marcar más diferencias al señalar que más allá del PSOE no hay izquierda transformadora (PSOE y Podemos son cualitativamente distintos).
Los equipos de dirección que estuvieron al frente del Partido Socialista, desde el inicio de la democracia, consideran que Pedro Sánchez es un peligro para el mantenimiento del PSOE tal como lo conocen los españoles, y cierran filas con Susana Díaz para conjurar la amenaza. Lo que está en juego no es ya una opción de gobierno más o menos a la izquierda, sino el riesgo de desnaturalización del partido, con un giro izquierdista hasta identificarse con grupos radicales y la aceptación de exigencias nacionalistas que rompen con los planteamientos del Estado de las Autonomías, tal como viene definido en la Constitución. Por debajo de la búsqueda de un candidato-a que pueda ganar las elecciones, lo que de verdad se va a dilucidar es el tipo de oferta política y la estrategia que pondrá en escena el PSOE tras el congreso. La victoria o derrota de Susana Díaz es el triunfo o el batacazo de muchos. Su debut fue un gran acto de masas, pero el rival no está solo.