La muerte repentina de Carmen Chacón ha conmocionado a la clase política española y, particularmente, a los dirigentes y militantes del PSOE y del PSC. Entre la ciudadanía también ha causado impacto su fallecimiento porque era una de las mujeres más conocidas de España, dentro de las que se dedican o dedicaron a la actividad política. El alargamiento de la expectativa de vida en las últimas décadas (la media para las mujeres españolas está situada en los 85,1 años) hace que la muerte de una persona a los 46 años produzca una inequívoca sensación de frustración. Ese doloroso sentimiento de pérdida afecta, por igual, a los personajes notables de la vida pública que al pueblo liso y llano.
La imagen más destacada de la vida pública de Carmen Chacón fue su estreno como ministra de Defensa, con el gesto serio ante la tropa y la silueta delatando un avanzado estado de gestación, mientras decía con voz grave, “capitán, mande firmes”. Una breve actuación que daba muchas pistas sobre su forma de ser. La nueva ministra se tomaba con la mayor seriedad su trabajo. Tenía una gran capacidad de adaptación y un acusado sentido de la profesionalidad. No hace falta decir que el puesto de ministro de Defensa no estaba especialmente diseñado para las mujeres, así que Carmen Chacón tuvo que abrir con personalidad, carácter e inteligencia un camino que nadie había pisado. Desplegó una actividad incesante y dejó un legado muy útil para las mujeres que ocupen su puesto en el futuro. Desde que Rajoy formó el actual Gobierno, quise entrever en la agenda de trabajo de Dolores de Cospedal y en sus gestos públicos la clara huella del ejemplo dejado por la primera ministra de Defensa.
Desde que se normalizó la participación de las mujeres en la política española, conocimos casos muy destacados, como Teresa Fernández de la Vega y Soraya Sáenz de Santamaría. Dos mujeres con una infinita capacidad de trabajo, elevado nivel de autoexigencia y acusado sentido del poder. No obstante, me parece más plena la trayectoria de Chacón, porque empezó desde abajo, como militante, concejala, observadora de conflictos internacionales, miembro de la Ejecutiva de PSC y PSOE, diputada, ministra y candidata a la Secretaría General frente a todo el establishment del socialismo. Una vida pública a la que siempre le acompañó una gran popularidad en las encuestas. Creo que sólo hay otra mujer en la política española que supo bailar con tanto acierto todo lo que tocaba la orquesta.