La Junta General del Principado trató sobre la corrupción, el tema estrella. Los parlamentarios proponen iniciativas para atajar la pandemia. Los socialistas tienen a mano la Ley de Buen Gobierno y Transparencia que no pudo aprobarse en la anterior legislatura por acumulación de defectos. Ciudadanos propone reforzar la inspección de servicios, mientras que Podemos pretende crear una oficina anticorrupción para recoger los avisos o delaciones que lleguen del público o de los trabajadores de la misma Administración. Esta última iniciativa fue rechazada por los votos del PSOE, PP y Foro. La postura de los tres grupos estuvo guiada por el informe del letrado del Cámara que ve la oficina anticorrupción como un cuerpo extraño en la Administración, dotado de una competencia sancionadora de la que carece el Principado. Ciudadanos habló de la mochila de la corrupción que llevan algunos a la espalda. Podemos hizo una defensa obligada de su iniciativa y se refirió a la basura que llega hasta el cuello de los partidos clásicos.

Veo con mucho escepticismo la conveniencia de dotarse de nuevas leyes o de ampliar el organigrama de la Administración para evitar la corrupción. Hace años pensaba que uno de los elementos sensibles estaba en la composición de las mesas de contratación, pero quitando a los políticos no adelantamos nada porque las empresas que compiten por las adjudicaciones corrompen con la misma facilidad a los técnicos. La carne es débil en los dos casos. Formar mesas mixtas con políticos del gobierno y de la oposición, y con presencia de funcionarios, es un trabajo inútil, porque todos se pueden dejar seducir por el oro. La capacidad de delinquir se verifica igual con subastas que con concursos-subastas. Para ser más eficaces hay que trabajar a los dos lados de la mesa, con corruptos y corruptores. Es tan grave cobrar la comisión como pagarla. Es una verdad incómoda, pero hay que encararla.
A la mayor parte de la gente de Podemos le presupongo buena fe, pero están poco impregnados de la filosofía de la Administración pública, por eso proponen atajos que son inviables. Hay que tener siempre presente la inalienable libertad y autonomía de personas físicas y jurídicas, y los sistemas garantistas de la Administración. No puede haber excepciones. Tampoco se puede ir a un medio de comunicación, picar a la puerta y decir que una butaca de la tertulia es mía porque me avalan cinco millones de votos, sin haber sido invitado.