Susana Díaz presentó su programa como candidata a la Secretaría General del PSOE. Vaya por delante que no entiendo muy bien por qué presentan programas los tres candidatos sobre asuntos de gobierno, ya que en estas primarias sólo se dirime un cargo orgánico, así que los programas deberían limitarse a la organización del partido, donde hay diferencias muy notables. Por ejemplo, Pedro Sánchez vacía de competencias al Comité Federal, entendiéndose el líder directamente con las bases, mientras que sus oponentes buscan acertadamente un equilibrio de poderes, donde el secretario general manda mucho, pero por encima de él está la dirección colegiada del partido elegida en los congresos. La apuesta de Sánchez es nítidamente populista, con el líder haciendo promesas y las bases movilizadas en torno a sus llamamientos. Aunque nunca lo había escrito, cuando pienso en Sánchez siempre me viene a la cabeza la familia Kirchner, con don Néstor y doña Cristina (tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando) relevándose en el liderazgo de una coalición amplia en la que tenían acomodo el Partido Comunista y los socialistas radicales. Pedro Sánchez no quiere oír hablar de dar competencias al Comité Federal para que pueda censurar al líder. Nada de controles orgánicos, para aplaudir nadie lo hace mejor que las bases.
Una vez apuntada la contradicción en que incurren los candidatos a la Secretaría General revistiéndose del papel de candidatos a presidente del Gobierno, digamos que en el programa de Susana Díaz hay algunos elementos que afectan directamente a Asturias. La lideresa andaluza plantea la armonización fiscal en las comunidades autónomas (presión fiscal homogénea en los distintos territorios), algo que ya había dicho en múltiples ocasiones como presidente de su comunidad autónoma. Todos los barones autonómicos del PSOE piensan lo mismo. Hace unos meses, Susana Díaz fue más allá y propuso que el Estado rescatara la competencia sobre algunos impuestos (Patrimonio, Sucesiones y Donaciones) en caso de no imponer la homogeneización. Esta iniciativa choca frontalmente con la autonomía fiscal de las comunidades. Los ciudadanos salen ganando con la competencia fiscal, en caso contrario los gobiernos nunca encontrarán el momento oportuno para bajar los impuestos.
También se acordó de las comarcas mineras, el carbón y la reindustrialización, pero en esta materia las medicinas del Estado ya han fracasado. Para mí, lo más valioso del programa de Susana Díaz es que no incurre en contradicción con lo que decía antes de ser candidata. No como alguno que inventa naciones culturales, cuando hablaba de Cataluña como nación, sin matices, y que propone alianzas con sectores sociales, cuando había prometido trabajar codo con codo con Podemos.