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Juan Neira

LARGO DE CAFE

PATXI BLANCO, IDA Y VUELTA

Patxi Blanco ha anunciado su dimisión como consejero de Empleo, Industria y Turismo del Gobierno socialista. El verso suelto del Ejecutivo de Javier Fernández se va para casa. Dimitir a los cuatro días de la celebración de las elecciones primarias es un gesto con doble mensaje: golpe al presidente al perder un miembro de su equipo, y reubicación del dimisionario a la luz del resultado en las urnas.

El consejero quiso cortar las especulaciones con una declaración de manual: “deseo volver a la Universidad”. Debe ser un impulso repentino, porque a la vista de su desempeño en los últimos años, más parece que ha hecho todo lo posible por ganarse el pan alejado del alma mater.

Prometió el cargo para sustituir a un peso pesado de los gobiernos socialistas, Graciano Torre. En sus primeros contactos con el mundo de la empresa sorprendió por el escaso conocimiento que tenía de los expedientes industriales y de los capitanes de empresa. Necesitaba tiempo.

CHOQUES

En el Gobierno tuvo el dudoso acierto de chocar con Dolores Carcedo, una persona insustituible para Javier Fernández. En caso de conflicto, el presidente siempre daría la razón a Dolores frente a cualquier miembro del Ejecutivo. A Dolores Carcedo, como a todos los consejeros de Hacienda, le toca la desagradable obligación de poner corsé presupuestario a los imaginativos proyectos de sus compañeros de gabinete. Blanco sufrió ese control, que otros llaman recorte.

Las malas relaciones con Belén Fernández también son conocidas. Hace quince días, comprobamos cómo la consejera de Medio Ambiente tensaba las relaciones con ArcelorMittal por sus emisiones contaminantes en Avilés, mientras que Blanco juzgaba como “correctas” las medidas correctoras puestas por la factoría siderúrgica.

Otra fricción. Sogepsa vendió parcelas en el polígono de la Lloreda (Gijón) a varios empresarios; una vez construidas las naves se encontraron con que no tenían corriente eléctrica porque EdP no se fiaba de que le pagara la sociedad del suelo la subestación suministradora de energía (con un coste de 3 millones de euros, EdP pidió a Sogpesa que presentara una aval y el Principado no avaló); el consejero de Empleo comentó a alguno de sus colegas que vender parcelas sin posible toma de energía era “un fraude”.

La falta de conocimiento del sector y los choques con compañeros de Gobierno son peccata minuta comparado con la asimetría política que mostró con respecto a Javier Fernández.

En la mente de todos está su salida de pata de banco, cuando tras la dura reunión del Comité Federal del 1 de Octubre, se permitió la informalidad en las redes sociales de recomendar la lectura de “Julio César” de Shakespeare. El reparto de personajes no ofrece lugar a dudas: Pedro Sánchez, como nuevo Julio César, y Javier Fernández reencarnando el papel de Bruto. Después de esta increíble anécdota, Patxi Blanco podía ser destituido en cualquier momento.

El asunto venía de atrás, ya que cuando Pedro Sánchez alcanzó, por primera vez, la Secretaría General del PSOE, se supo que el consejero asturiano era amigo del nuevo líder del partido.

Ante las primarias, Blanco fue el único consejero del Gobierno asturiano que no apoyó a Susana Díaz, mostrando sus preferencias por Patxi López. Ahí demostró que tiene una mente preclara para avizorar el futuro.

Y ahora la dimisión. ¿Por qué se va del Gobierno a los cuatro días de la rotunda victoria de Sánchez sobre Susana Díaz?

EL APARATO

María Luisa Carcedo y Jesús Gutiérrez siempre fueron los dos ojeadores de la FSA. Javier Fernández no es un buen jefe de personal, porque eso implica verse con mucha gente y las relaciones sociales no son su fuerte.

María Luisa Carcedo descubrió nuevos valores, como por ejemplo, Belén Fernández, aunque con el paso de los años se vio que no fue un acierto. En sus planes para el futuro hizo de tutora de Adriana Lastra y Patxi Blanco. Dos jóvenes, aunque suficientemente preparados: Adiana para el partido y Patxi para el Gobierno. A través de la promoción de los jóvenes, María Luisa Carcedo aumentaba su influencia en el partido.

Ahora se empieza a hablar de vuelta a la bicefalia para que Fernández se refugie en el Gobierno y los “sanchistas” se hagan con la Secretaría General de la FSA. Con Adriana en Madrid, el plan más sencillo es Adrián Barbón (alcalde de Laviana) de líder del  partido y Patxi Blanco para el Gobierno.

María Luisa Carcedo siempre estuvo en todos los movimientos. En 2014, cuando Pedro Sánchez preparaba su candidatura, Adriana Lastra sentía simpatías por Eduardo Madina, pero la tutora la recondujo al camino correcto.

Ambas fueron la clave para la ruptura entre Sánchez y Fernández, cuando el líder madrileño las incluyó en su Ejecutiva (congreso de julio de 2014), y Javier Fernández comprobó que la aparente concesión a la delegación asturiana al congreso escondía en el fondo un cambio de fidelidades. El choque entre Sánchez y Fernández no fue por la presidencia del Comité Territorial, sino por María Luisa y Adriana.

Visto lo anterior, cuando Patxi Blanco formula su deseo de volver a la Universidad, a más de uno le da la risa en la agrupación socialista de Gijón.

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por JUAN NEIRA

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