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Juan Neira

LARGO DE CAFE

VÍA LIBRE PARA EL “SANCHISMO”

Javier Fernández ha querido acabar con las especulaciones declarando que no va a competir por la Secretaría General de la FSA en el congreso regional. Desde que se cerraron las urnas el pasado domingo alzándose Pedro Sánchez como triunfador de las primarias, el entorno del presidente del Principado le presionaba para que se presentara a la reelección. El cálculo que hacían no era muy alentador: “con Javier no es seguro que ganemos, pero sin él vamos a una derrota cierta”. Por su parte, los “sanchistas” dejaban caer que Fernández no se presentaría, porque había perdido frente a Sánchez. Una suma de opiniones interesadas.

Como era de prever, Javier Fernández declaró que su decisión no tenía nada que ver con el resultado de las primarias, que ya la había tomado previamente, y que deja a la organización a disposición de la nueva dirección que tendrá que afrontar la división interna. Es muy probable que dada su edad y a dos años de dejar la política (en 2015 manifestó que no volvería a votar como candidato en otras elecciones autonómicas), considerara que no tenía sentido iniciar otro mandato al frente de la FSA. Ahora bien, cualquier manifestación realizada a tan solo los cinco días de la consulta a la militancia está influida por el resultado de las urnas. Javier Fernández no se siente con ánimos para repetir los desencuentros con Pedro Sánchez (la última perla de Sánchez es la petición de reforma de la Constitución para reconocer el carácter plurinacional del Estado) ni para enfrentarse al conjunto abigarrado de “sanchistas” que son mayoritarios en el socialismo asturiano a partir de una heterogénea alianza en la que se dan la mano los genuinos “sanchistas”, el Soma, los despechados colaboradores de Javier Fernández en el Principado, los socios institucionales de Podemos, y el sindicalismo del “no”. El fracaso de la comisión gestora, y como tal hay que calificar una gestión que no logró ni apaciguar el partido ni librarlo del discurso populista que lo aleja de la senda socialdemócrata, deja sin fuerzas a Javier Fernández para dar una batalla en la que le tratarían de cobrar cuentas atrasadas. Desde su perspectiva de presidente, también es prudente su desistimiento a repetir mandato.

Los “sanchistas” tienen el campo despejado. En sus manos está hacerse cargo del partido. El problema está en que tras la victoria interna les queda la ardua tarea de convencer al 97% de votantes socialistas que no participó en las primarias.

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por JUAN NEIRA

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