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Juan Neira

LARGO DE CAFE

ESENCIAS Y CARGOS

Entre la importancia del desafío independentista y la galbana del estío, está pasando desapercibido el cambio que experimenta el Partido Socialista. En un breve lapso de tiempo está pasando de ser un partido plural, pero unido, a configurarse como una federación de partidos. Veamos.

En el 39 Congreso se definió el modelo territorial como un “Estado plurinacional”. Varias naciones. Recuerden que cuando se le exigió a Pedro Sánchez que dijera lo que entendía por nación, se acogió al gaseoso concepto de “nación cultural”, como forma de salirse por la tangente.

BABEL

En el congreso del PSOE de Andalucía se aprobó el modelo “federal cooperativo”. En Baleares, los socialistas se animaron y definieron a las islas como “Estados” (en plural). En el País Valenciano acaban de aprobar el modelo de “federalismo asimétrico”. Cristina Narbona, presidenta del PSOE, también propugna el federalismo asimétrico, siguiendo los pasos de Pasqual Maragall, que era un decidido partidario de la desigualdad entre territorios.

En un asunto tan importante y definitorio, resulta que cada comunidad autónoma, cada federación, propugna un modelo.

En el 39 Congreso Federal, Pedro Sánchez se quedó sin oposición. Los barones hibernaron, empezando por Susana Díaz. A día de hoy sigue vacante la plaza a líder de la oposición interna a Pedro Sánchez. No fue una retirada fruto del desánimo, sino que resultó ser un repliegue estratégico para dar la batalla desde cada territorio. El asunto no les salió mal ya que todos los barones ganaron las primarias a los candidatos “sanchistas”. Asturias no va a seguir por esa senda, al renunciar Javier Fernández a un nuevo mandato como secretario general.

La batalla interna ha abierto un debate sobre la identidad del partido, definiéndose cada organización regional como le viene en gana. La plurinacionalidad de Pedro Sánchez, que sirve de señuelo para negociar con los independentistas una alternativa al Gobierno de Rajoy, ha dado pie a esta desdichada afición a definirse de manera distinta en cada trozo del mapa.

Todo esto sucede cuando la ofensiva de los catalanistas requiere de una respuesta seria y tajante por parte de los partidos que apoyan la Constitución. Les guste o disguste a los militantes socialistas, aparece mucho más clara la identidad del PP o de Ciudadanos que la de su partido, que se mueve en la ambigüedad y está envuelta en contradicciones superiores, incluso, a las que recorren a Podemos.

Cada palo debe aguantar su vela. Cada dirigente autonómico es responsable de lo que se aprueba en su territorio, pero la deriva avanza por la falta de un liderazgo nacional. No planteo que la figura de Pedro Sánchez esté hoy cuestionada, tras ganar rotundamente a Susana Díaz las primarias, sino que la dirección del partido tiene un perfil político muy bajo que le impide entrar en disquisiciones teóricas, concentrando sus energías en hacer travesuras.

BOTÍN 

Les cuento una anécdota que sirve para ejemplificar a qué tipo de manejos se dedican los que mandan en el PSOE.

Sofía Hernanz, diputada de Baleares, destacada dirigente “sanchista” de primera hornada, no le habían asignado ningún cargo cuando se estructuraron las direcciones de los grupos parlamentarios. Misterio.

El alto mando tenía ideado para ella un premio especial: formar parte de la Mesa del Congreso de los Diputados, en calidad de vicepresidenta. Los miembros de las mesas del Congreso y del Senado se eligen fruto de una negociación entre todos los partidos al inicio de la legislatura.

Pedro Sánchez ganó las primarias el 21 de mayo de 2017, y la Mesa del Congreso de Diputados se constituyó en julio de 2016, diez meses antes. Cuando se es audaz, ese dato no pasa de ser un pequeño inconveniente.

El plan consistía en forzar una doble dimisión de cargos socialistas. Juan Luis Gordo debería renunciar a ser Secretario Segundo de la Mesa del Congreso para que Micaela Navarro, destacada dirigente andaluza, ocupara su lugar. Micaela es vicepresidenta Segunda del Congreso y tendría que dimitir para sustituir a Juan Luis Gordo en la Secretaría Segunda.

Con esas dos renuncias encadenadas lograba el alto mando “sanchista” el objetivo buscado: dejar vacante la Vicepresidencia Segunda para la diputada balear, Sofía Hernaz. ¿Cuánto vale al peso una Vicepresidencia Segunda del Congreso? ¿Más de 7.000 euros netos al mes?

Las cosas se torcieron. Gordo dijo que no dimitía y el plan se vino abajo. Había que buscar un refugio de urgencia para Sofía Hernanz. La dirección del grupo parlamentario ya estaba cerrada, pero utilizaron el abrelatas para quitar a una diputada manchega, Isabel Rodríguez, que llevaba en la dirección del grupo desde 2011, y se había mantenido en ese puesto con Rubalcaba, Pedro Sánchez y la comisión gestora. Así Sofía Hernanz obtuvo la canonjía esperada. Una paradoja: con la ibicenca Sofía, Baleares es la única comunidad autónoma con dos representantes en la dirección del grupo parlamentario. Precisamente Baleares, la región donde el PSOE obtuvo menos diputados.

En resumen, torre de Babel en el modelo territorial y reparto del botín de cargos en lo institucional. Así mejora el país.

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por JUAN NEIRA

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